Vivimos a velocidad de vértigo.
Tenemos prisa por todo, ...para todo.
Parece que también para disfurtar de nuestras relaciones sexuales.

Un informe de los años 50, el famoso Kinsey,
ya decía que el 75 % de los varones occidentales alcanzan el climax sexual
a los dos minutos de una penetración.
Parece que de los años 50 a la actualidad esto no ha cambiado mucho.

Otro informe, este actual, elaborado por Durex en España,
acaba de caer en mis manos.
Uf ! Parece que las cosas, en esto del sexo, están evolucionando a peor :-)

Según este último informe, ahora dedicamos 30 minutos al sexo...
PERO 30´SEMANALES ... ¡ Ejem !
Menos de lo que dura un telediario.

Si hacemos caso al mismo informe, resulta que un español medio
mantiene relaciones sexuales entre 2 y 4 veces a la semana.
Es decir, que al dividir los 30 minutos semanales por el número de veces,
resulta que dedicamos una media de unos 7 minutos por vez.
Que racanos somos invirtiendo tiempo en esto del sexo...

Probablemente el análisis no sea una cuestión de tiempo sino de calidad,
pero ¿ por qué metemos tanta prisa en todo lo que hacemos ?

Me apunto a lo que la ginecóloga Alice Bunker ha llamado
la teoría de la Karezza , del italiano carezza, caricia.
Esta teoría te hace pensar más, como los orientales lo hacen con el sexo tántrico
pero de una forma más sencilla, en utilizar el tiempo sin prisa, para acariciar,
para aprender a practicar el slow sex.
Que método tan bueno para dosificar las pasiones, para disfrutarlas más.
De una forma muy bonita lo dice la filósofa y especialista en tantrismo
Doha Kahn, al comentar que no se trata de entender la sexualidad
bajo el concepto de poseer sino como un camino de aproximación al otro.
Y es que esto del sexo, aunque se alimenta de todos nuestros sentidos,
empieza y es dirigido por el órgano sexual más poderoso:
el cerebro.
Por dos motivos, por una parte es el esponsable de nuestras fantasias,
ahí empieza todo, y además es el que interpreta lo que olemos,
lo que escuchamos, lo que estamos saboreando, lo que tocamos y lo que vemos...
Tendremos que quitar el pie del acelerador,
y EXPLORAR con delicadeza, disfrutalo, acariciando sin prisa.
De lo que yo quería hablar es de que
vivimos a velocidad de vértigo.