Cuando Adán y Eva comieron la manzana del
árbol del conocimiento, tuvieron que
elegir
entre el bien y el mal.
Pero a partir de esta primera elección
se hicieron HUMANOS.

Desde ese momento todos sus descendientes nos
veríamos constantemente enfrentados a tener
que elegir. Pero son estas elecciones las que nos
distinguen del resto del reino animal, que se mueve
principalmente por instinto.

Cuando ELEGIMOS CONSCIENTEMENTE
deja de actuar nuestro cerebro reptiliano.

Cada elección tiene sus efectos, sus consecuencias
y éstas son las que van haciendo el camino,
... creando nuestra vida.

Este fenómeno de elección consciente conforma la capacidad de autodeterminación
en los seres humanos.
Esta teoría de la autodeterminación dice que las personas somos más felices cuando podemos
tomar nuestras propias decisiones, elecciones y llevarlas a cabo.

Kennon Sheldon, de la Universidad de Missouri realizó tres extensos estudios
cuyo objetivo era intentar entender qué es lo que provoca más satisfacción a las personas.

Dos de los estudios los llevó a cabo con estudiantes estadounidenses y el otro con estudiantes
de Corea del Sur, para determinar si las circunstancias culturales cambiarían los resultados.

En resumen, a los participantes se les pedía que recordaran los acontecimientos recientes
que les habían dado más satisfacción y que explicaran qué les hacia agradables, especiales.
Los resultados fueron una confirmación de la teoría de la autodeterminación.
Lo que hacía a todos esos acontencimientos satisfactorios en la mayor parte de los casos,
por encima de otras cosas,
era que ellos podían estar al mando del acontencimiento y no al revés.

Esta sensación de " estar al mando " hace crecer la autonomía,
la capacidad competencial y la autoestima.
Los tres elementos fundamentales que los humanos necesitamos para conseguir nuestros objetivos personales.

Pero no todo es tan fácil.
Hay, entre otros, un problema que nos impide ser auténticamente libres en nuestra
capacidad de elección: LA PERCEPCIÓN DE LA REALIDAD

Por lo general las personas creemos que podemos percibir las cosa como son.
Al pensar esto, estamos "capando" nuestra posibilidad de elegir.
Damos por hecho algo y este " dar por hecho " ,
nos lleva a cancelar las alternativas posibles sobre las que elegir.
Motivo por el cual además muchas veces interrumpimos nuestra
capacidad creativa y de proactividad.

¡ Pero es una creencia errónea !

El poder de elegir es tan potente que incluso tiene dominio sobre la percepción
de la realidad que nos rodea, normalmente subjetiva, apoyada en nuestra experiencia,
en lo ya vivido, en el pasado y que parece fuera de nuestro control.

La buena noticia es que en cada momento de nuestra vida hay un instante de oportunidad
para alterar la realidad percibida, para cambiarla, para buscar el otro lado...
Es una capacidad única de los humanos. Quizás la más importante.

Significa que tenemos la oportunidad d elegir el lado de la vida que nos enriquezca,
la perspectiva de la realidad que nos de fuerza, que acompañe nuestro objetivo,
que venza a lo no deseado.
Y evitar lo que nos empobrece, lo que nos hace más pequeño, lo que nos disminuye.

Nos ayuda a no vivir como el camarón, donde le lleve la corriente marina.

Pero este gran poder no lo aprovechamos mucho.
De hecho, muchos no saben ni de su existencia...
Normal por otra parte porque el cerebro humano está programado para defenderse,
para el miedo, para encender todas las alarmas necesarias si se siente amenazado.

Tiene explicación científica.
De una forma sencilla diremos que tenemos un gran " hilo neuronal ", un tipo de neurona que
une el principal órgano perceptivo del cerebro: el tálamo,
con el centro del miedo en la amígdala.
Cuando el tálamo recibe los mensajes perceptivos los envía a dos" locs " ( lugares).
Uno es la amígdala y el otro el neocórtex prefrontal, el principal " loc " del intelecto.

La amígdala recibe el mensaje a una velocidad infinitamente mayor que el neocórtex porque
está unida por " hilo directo " con el tálamo. Esto es una ventaja importantísima porque
está relacionado con nuestro instinto de supervivencia.

El neocórtex, que recibe el mensaje mucho más lento, es el que tiene la maravillosa capacidad de
evaluación, de enjuiciar con conocimiento de causa y con conciencia.
La amígadala provoca una reacción refleja instantanea,
...permitirme llamarle que actúa para salvarlos pre-juzgando, mientras que el neocórtex se para a evaluar
y enjuiciar con consideración.

Ahora bien, el tálamo envía el 95 % de la información directamente al neocórtex
y sólo el 5 % a la amígadala.
Pero es el 5 % que suele hacernos estragos.
Porque es el responsable de las ilógicas decisiones
y sobre todo de las ilógicas reacciones que tenemos los humanos.
Y son reacciones o decisiones difícil de parar...

Activan rápidamente al sistema nervioso, a las glándulas endocrinas que liberan dosis altas
de cortisol y otras hormonas del estrés, y al sistema nervioso intrinseco del corazón,
acelerando así el ritmo cardiaco y tensando los músculos.

Si a estas reacciones biológicas le sumas una cadena de pensamientos negativos repetitivos
generas una reacción de miedo tóxico difícil de eliminar.
Y en estos momentos, perdemos la fantástica capacidad consciente de la elección.
Una pena ...

Numerosos estudios demuestran que hay una posibilidad de salvación
de este llamado " secuestro amigdaliano ".
Hay un instante que dura alrededor de un "CUARTO DE SEGUNDO" que puede prevenir
el secuestro que el terror provoca en nuestra mente no dejándonos elegir libremente.
Ha este instante el neurocirujano Benjamín Libet le llamó
el cuarto de segundo.

Libet se interesó por comprender que pasaba, cerebralmente hablando,
en el instante de retardo que hay entre que una persona siente un impulso para actuar
y el momento que realmente actúa.

Es decir, entre el estímulo y la acción hay un espacio de tiempo que Libet estudió con
pacientes quirúrgicos espabilados durante ciertas operaciones pidiéndoles que movieran
dedos, pies, un brazo, etc... mientras él observaba su actividad cerebral electrónicamente.
Descubrió que en todos los casos se trataba de un cuarto de segundo.

Bien usado, podría ser el cuarto de segundo que podría cambiar tu vida.

Este tiempo parece ínfimo, pero tiene una importancia extraordinaria.
Especialmente porque es suficiente para cambiar la interpretación
de las percepciones recibidas.

Por ejemplo, si oímos un fuerte ruido y estamos paseando estos días de verano por Mallorca,
este tiempo de un cuarto de segundo, es suficiente para que concluyamos que no tiene porque ser una bomba,
puede ser la demolición de un viejo bloque de edifícios.
O que si nos han comentado algo sarcásticamente, puede ser no para herirnos,
sino para divertirnos, para provocarnos risa.
O que si cae el agua del vaso de nuestra hija en la mesa cuando estamos comiendo y moja el plato de carne ,
no es necesario tener una tremenda reacción imparable,
sino poder pensar que no estaba tan tierna y que ahora sí .
Y un largo etcétera de ejemplos que todos vosotros podréis añadir.

En cada momento de nuestra vida tenemos la posibilidad de actuar y reaccionar
automáticamente, limitando las opciones, y en ocasiones, paralizandonos o enfureciendonos
y atacando, ... o también podemos aprovechar el cuarto de segundo y percibir de otra forma,
eligiendo conscientemente cómo queremos ver lo que ocurre a nuestro alrededor.

No quiero deciros que siempre será posible utilizar este poder mágico de nuestra mente.
Pero, por el contrario, sí siempre viajamos en nuestra vida con el piloto automático,
viviremos reactivamente, a merced de nuestros impulsos, esclavizados por el miedo
la rabia , la ira , la tristeza, etc...

Todos sabemos que es muy diferente enfurecernos y sacar nuestra rabia interior
conscientemente, con control, sabiendo que manejamos la situación,
versus cuando lo hacemos incosncientemente, movidos exclusivamente por nuestro instinto.

Una amígdala excitada continuamente puede convertirnos en personas que pierden
los estribos con facilidad, que entrar en estados de ira inconsciente, agresivos,
que les gana la partida el miedo a cambiar, a vivir, que se encuentran deprimidos,
que han perdido la esperanza.

Hay que ganar el poder sobre la capacidad de elección,
aprovechando el cuarto de segundo
que nos permite cambiar la primera impresión,
la percepción acostumbrada.
Y llevar la elección a la acción.

Esto sí es vivir libremente