Dice un proverbio sueco que
la preocupación otorga una sombra grande
a algo pequeño.
Y probablemente, en la mayoría de las ocasiones, así sea.

No te ha pasado que algún día al volver a casa con el coche,
cuando estabas comiendo, o al viajar en el metro, tienes la
sensación de que hay una palabra que ese día has oído
demasiadas veces.
Tanto como para que te haya dejado huella dentro de ti.
Pues esto me ha pasado a mi hoy con la palabra
preocupación.

La preocupación no es más que una " cavilación excesiva "
de un hecho que nos altera o puede alterarnos el bienestar
de una forma parcial o total.
También es llamada en psicología como pensamiento recurrente.
Se trata de largas cadenas de pensamientos negativos,
generalmente acerca de uno mismo,
o sobre elementos externos
que te harán más vulnerable.

El problema : creamos así un diálogo interno
con nosotros mismos muy negativo, lo que nos llevará
a alejarnos del presente, con medidas evasivas
o de evitación de la realidad, postergando para
" mejores momentos " lo que necesitamos, deseamos
o nos hace feliz en el presente.

Así como el miedo es normal hasta cierto punto, siempre que sea
real, no un sentimiento tóxico del mismo, paralizante,
la preocupación en exceso puede suponer un obstáculo
a nuestros deseos, porque las ideas generadoras de preocupación
TE APARTAN DE LO QUE EN REALIDAD ESTÁ OCURRIENDO.

La pregunta creativa esencial, responsable en gran medida
de la evolución de los seres humanos, siempre fue:
" ¿ Qué pasaría si ... ? "
Pero esta misma pregunta, llevada al exceso y con respuestas
de guión negativo nos vuelve ansiosos.

Con mucha frecuencia lo que pensamos es imposible
averiguar si es verdadero o falso.

Un ejemplo evidente: No es fácil saber ahora, sólo porque lo piense,
si dentro de un año me quedaré sin empleo.
Será así o no lo será.
En el presente no hay manera de comprobarlo.
Y lo peor ocurra o no, ahora soy incapaz de vivir la realidad futura
de cómo me sentiré en ese momento.
¿ Y si en el futuro es lo que deseo ?
Quizás para cambiar de trabajo habré necesitado que me despidan.

Sin embargo me pregunto,
¿ es que este tipo de pensamientos preocupantes me ayudan en
el presente a ser más feliz, a sentirme mejor, ¿?

Quizás algunode vosotros pueda pensar que os sirven de mucho,
porque así podéis estar preparado para lo peor.
Yo me preguntaría:
¿ Y cuándo empezaré a prepararme para lo mejor ?

Es más ...
¿ No puede ser que me angustie tanto pensarlo en el presente,
que me llegue a afectar en mi rendimiento actual
y por lo tanto terminen, efectivamente, dejándome sin trabajo ?

Al parecer, las personas nos preocupamos porque pensamos
que la preocupación nos ayuda, pero la preocupación supone
un problema en sí misma.

Una premisa inicial nos dice que
no somos capaces de predecir el futuro,
entonces, ¿ por qué no imaginar las cosas positivas que, tal vez,
ocurran en lugar de las negativas ?

Para vivir con la menor preocupación posible
lo mejor es empezar a aprender que el futuro, por definición,
es incierto.

La incertidumbre es un hecho inherente a la vida.