¿ Eres un viajero por tu vida ?
¿ O más bien un observador de la misma ?
¿ Cómo la vives , pensándola o viviéndola ?


Esta semana, en los primeros días del mes de Octubre,
me han llegado experiencias y mensajes que me han hecho
pensar en estas preguntas, aunque básicas, olvidadas en el día a día.

Pensar en los viajes,
... y en el viaje más importante, en el que se produce entre cada instante vivido.


Empecé la semana " refunfuñón " porque tenía que hacer un largo viaje
para impartir uno de mis cursos. Cinco horas de coche.
Valió la pena, ...me llenó tanto.

Lo que al principio era sólo desazón, provocada por mis propios pensamientos,
por pensar la vida, imaginarla y no vivirla,
se convertiría más tarde en un gozo total de emociones positivas,
de nuevos amigos, de amabilidad y de conocimiento.
Para ir fueron 5 horas, parecieron 20.
Para volver fueron 5 horas, pareció 1 .


Y así ha ido pasando la semana pudiendo parecer que han pasado
pocas cosas, entre amigos de Vilafranca del Penedés y amigos del MBA,
entre tenis y lectura, entre viajes y pensamientos sobre los viajes.
Llena de pequeños momentos, de instantes.


De éstas cosas habla el libro que estoy leyendo.
" Lluvía roja ", del escritor holandes Cees Nooteboom.


Habla de la lentitud, del desapego, de la gente sencilla,
del aprendizaje que hay detrás del silencio
y del ruido que hacen las palabras.
De la importancia del pan, de la luz del sol.
De las cosas de todos los días.
De las que nos pasan sin verse, sin sentirse, sin ser vividas...
¡ Del viaje de la vida !


No tenemos la conciencia preparada para atender lo cotidiano,
lo obviamos, se nos escapa.
Se nos va esa mirada que nos regalaron sin verla.
Se nos va el momento compartido de una caricia sin sentirla.
Se nos pierde el sonido de aquella palabra que tanto necesitábamos
porque no supimos escucharla.
Se nos pierde el presente, lo genuino, lo único, lo sencillo ...


La vida la pensamos demasiado
y al pensarla dejamos de vivirla.

Y hoy, cuando ya está acabando la semana,
me he regalado un sesión de cine.
He visto la última de Woody Allen,
" Si la cosa funciona ".


Increíbles textos. Comedía neoyorquina. Al más puro estilo del autor.
Una obra creada para poder ser una función de teatro.
Con un libreto que escribió Allen en la década de los 70
y que ha dirigido ahora.
Ni siquiera faltaba el propio Woody en el papel principal,
porque Larry David lo borda.
Hace el papel de un tipejo sarcástico, misántropo y neurótico
que , cada vez que habla, por su boca suelta textos de una genialidad hilarante.


Pero de nuevo, la película de Allen,
me ha llevado a reflexionar sobre el mismo tema
que me rondaba la cabeza toda la semana.
Personajes estrafalarios, diálogos enloquecidos, planteamientos sutiles
sobre lo que puede estar por venir y nunca llega,
sobre el aprovechamiento consciente de cada segundo,
sobre las oportunidades que la vida te ofrece para cambiar,
a cualquier edad, en cualquier instante,
sobre la valoración de la suerte como azar, lejos de la buena suerte;
como nos contó en Match Point.
Y sobre el amor .


Una pelí que, a través de la trasformación de sus personajes,
nos hace entender la importancia
que tiene viajar para traernos desde el pasado al presente.