Siempre se nos dijo: " la cara es el espejo del alma ".
Uno siente lo que su cara muestra. Muchas veces para nada coincidente con lo que dice.

El neurofisiólogo y psiquiatra, Ekman ha dicho que los individuos que saben
ponerse en estado fisiológico de franqueza, aunque estén mintiendo como bellacos,
dan la misma gráfica, en un detector de mentiras, que los que hablan desde
la sinceridad más absoluta.

La cara de las personas tiene unos 80 músculos, que funcionan en relación al estado real
que marca el pensamiento. Pero se puede jugar con ellos.
Se les puede dar ordenes equivocadas.
Se puede estar muy triste y sonreír, modificando los músculos de la cara para que
parezca que estamos muy alegres.
Lo interesante de esta trampa que intenta engañar a nuestro cerebro es que si somos
capaces de modificar nuestro rostro a través de cambiar las expresiones faciales,
podremos, hasta cierto punto, influenciar en los estados de ánimo.

Cuando uno experimenta una emoción donde primero y con más intensidad
se refleja es en la cara.
Se ha demostrado que lo contrario también funciona igual.
Uno puede cambiar su sentimiento si cambia su cara.
Las técnicas de PNL se encargan de ayudarnos a conseguirlo.

Cada vez tenemos más acceso a información contrastada científicamente
sobre la conexión cuerpo mente.

¿Qué sientes cuando alguien te comunica un mensaje muy positivo pero con voz
baja, débil, expresión de tristeza y lenguaje corporal poco definido?

Seguramente te costará mucho creerle incluso aún sabiendo que lo que te dice es verdad,
te hará sentir más indiferente que el valor del propio mensaje.
Por el contrario, cómo te sientes si te lo cuenta con cara alegre, voz natural,
expresión de dicha y lenguaje corporal expresivo.

Es una cuestión de incongruencia. De falta de coherencia.

¿Cuantas veces no has confiado en un interlocutor sin saber por qué?
Parecía sensato lo que te contaba...
Y, sin embargo, al tiempo te has dado cuenta que nada de lo que te contó era cierto
o era como esperabas.
Una cuestión de imagen corporal. Del rostro !

El neurofisiólogo Donald York y el logopeda Tom Jenson, de Chicago han demostrado,
con diferentes estudios científicos, que existen ondas cerebrales,
iguales en diferentes individuos, incluso cuando hablan con diferentes idiomas.
Ondas que interpretan las palabras, el lenguaje y lo codifican modificando
los músculos de la cara y de otras partes del cuerpo.

Y todo esto se puede practicar y aprender.

Así que ya sabemos...

¡ NOS TOCA EMPEZAR A CAMBIAR DE CARA !