¿Has salido de vacaciones en Semana Santa?
¿Has comprado algo que no necesitabas?
Yo sí!
Y, lo mejor, sabía que no lo necesitaba casi de forma instantánea, en cuestión de segundos.

Las experiencias, bajo metodología científica, sobre las trampas del deseo
de Dan Ariely ya nos lo habían advertido y demostrado.
En momentos de "excitación" consumimos mucho más y, en ocasiones, sin razón.
Tomamos las razones desde la sinrazón y de forma que ,
como dicen los expertos en marketing, es además predictible.

Cada vez más las estrategias en el mundo del marketing proceden de las neurociencias.
Del llamado NEUROMARKETING.
Los productos y servicios son gestionados, cada vez con más frecuencia, por expertos
en marketing con conocimientos en neurociencias.
En Estados Unidos es una realidad cotidiana encontrar científicos trabajando
como responsables de marketing de las grandes multinacionales.
Y las universidades empiezan a introducir en sus clases de biología temas relacionados con la fisiología del consumo, con la mercadotecnia, con la toma de decisiones...

A través de las diferentes modulaciones del cerebro se consigue seducir al consumidor.
Martin Lindstrom, científico sueco, autor del libro
Buyology: verdades y mentiras de por qué compramos,
recoge las conclusiones del mayor estudio sobre neuromarketing realizado hasta la fecha.
Ha estudiado la actividad cerebral de más de 2000 voluntarios con técnicas de
neuroimagen, tipo resonancia magnética funcional, pet escaner, encefalograma de flujos, o SST.

Ha descubierto, por ejemplo, que esconder subliminarmente un mensaje persuasivo o un
logo , evitando su evidente presencia, hace que el consumidor "olvide" que está siendo
sometido a un anuncio publicitario.
Nos dice que si la marca está muy presente el consumidor levanta un muro de rechazo
inconsciente para "protegerse" del efecto llamado llevadero o seductor.

La publicidad más actualizada gasta muchos recursos en estudiar estímulos
olfativos, del gusto y visuales.
Se ha demostrado que rociar la sección de ropa femenina de unos grandes almacenes
con olor a vainilla suave puede duplicar las ventas.
Es el mismo motivo por el que los botes de Nescafé están diseñados para soltar un profundo
aroma a café al ser abiertos por primera vez. Y por lo que los supermercados, con frecuencia,
instalan sus panaderías en la entrada. Se ha demostrado que el olor a pan recién hecho
aumenta el volumen de productos en el carrito de la compra.

De la misma forma se calibran perfectamente los sonidos de muchos productos.
Por ejemplo el "click" de un bolso Hermés o el " crunch" de una barrita de cereales Nestlé.

El neuromarketing toma más fuerza en la medida que se encarga de estudiar
como "despertar" nuestra neuronas espejo; las neuronas que se estimulan cuando
deseamos algo que otro/os tienen. O cuando vemos algo que nos provoca gran necesidad
de poseerlo, apetito instantáneo.

El primero que habló de estas neuronas fue el científico italiano Giacomo Rizzolatti
cuando trabajando con macacos monitorizados en una tarde de mucho calor
observó como al consumir él un helado la actividad cerebral de los macacos cambiaba.
Reaccionaban a estímulos de deseo que les provocaban respuestas específicas
tipo lametones como si ellos mismos tuvieran el helado en su mano con un cambio
en la actividad cerebral potente.

Pero esto ya lo sabíamos, ¿no?
Muchas personas, como macacos, compramos algo sólo por el hecho de verlo a otros.
O es que no has comprado alguna vez un pantalón vaquero, por ejemplo,
que llevaba el famoso de turno de una determinada serie de tv.

Commercial Alert es una organización si ánimo de lucro que está
contra el uso de estas nuevas técnicas o "ciencias" del consumo.
Ha presentado en el Congreso de EEUU una petición
para erradicar el neuromarketing de las universidades y empresas.

¿Estamos realmente indefensos?
No lo sé..., pero yo lo he pasado pipa haciendo shopping estos días de vacaciones,
excitado mientras paseaba por la Rue de Rhône.