El lobo de la foto de arriba se llama Louloup
y es un lobo-juguete, blandito, simpático;
que les encanta a los bebés porque pueden apretarlo con fuerza, tiene múltiples accesorios,
se re-construye y re-inventa continuamente dependiendo de la capacidad creativa
y las ganas del que lo usa.
Favorece la motricidad y desarrolla la imaginación.

¿Os imagináis poder ser un poco Louloup?
Ser como un peluche un poco loco, pero muy mimoso, con mucha capacidad
para cambiar, para crear, para adaptarse, para explorar, para inventar historias, ...

No todos los lobos son así.
Hay lobos y lobas por ahí sueltos que uno se va encontrando donde menos lo espera
y que, con sólo mirarles a los ojos, ya adivinaras que son un poco Louloup.
¡Tienen una mirada diferente!

Si no conoces al lobo Louloup, te diré que tiene una cremallera,
de color naranja, con la que te abre su interior.
Y deja, a tu servicio, un mundo rico de posibilidades: un aparato sonoro, una cacerola,
una pequeña exploradora, un cerdito y una gallina sonajero.
Todo lo importante para ser feliz, ¿no?

A diferencia del lobo Louloup, las personas llevamos dentro lo que hemos escogido.
Podemos escoger llevar amor, conciencia plena, sabiduría, creatividad,
serenidad, humildad, voluntad, belleza, perseverancia ,...
O podemos escoger ir cargados de tristeza, críticas, envidia, ira, postergación,
falta de esfuerzo, pensamientos negativos, miedos tóxicos, ...

¡ES UNA ELECCIÓN!

El abuelo lo explicó, sonriendo, muy bien a su nieto cuando éste le preguntó
por el secreto de la vida.
"Mi niño, dentro de todos nosotros hay dos lobos luchando.
Uno está enfocado en proteger su territorio, en la rabia, la crítica y el resentimiento;
es un lobo miedoso y controlador.
El otro está enfocado en el amor, la alegría, la paz;
es generoso, travieso, lleno de aventuras".

El nieto le escuchaba atentamente, con los ojos muy abiertos,
como escuchan los niños, de los que tanto nos queda por aprender.

Al rato, el niño volvió a interrogar a su abuelo, preguntando:
"Abuelito, ¿cuál de los lobos es el que va a ganar?"

A lo que el anciano sabio respondió:
"El que TÚ alimentes pequeño".

Así es:
AQUELLO EN LO QUE NOS ENFOCAMOS CRECE