Algunos post más abajo de este mismo blog hablé sobre los bucles negativos;
aquellos que dominan nuestra vida cotidiana, los que nos generan infelicidad,
de las rutinas no deseadas, ...aquellas que nos atrapan en el día a día.
En muchos de los casos dañinas.

Pero no considero que todos los bucles sean negativos.
Hay rutinas necesarias,
tanto en aspectos laborales, como en nuestra propia vida.
Son las que, por cualquier motivo, nos aportan valor.

Normalmente elegidas con libertad.
Son los bucles en los que la repetición forma parte de nuestro propio desarrollo,
porque nos ayudan en cosas cotidianas para ser mejor o para hacerlo mejor,
y que solemos aprovechar para enriquecernos física y/o mentalmente.

Un buen ejemplo es la rutina de ir al gimnasio, de practicar un deporte asiduamente,
del dormir cada noche, o del contacto repetitivo con los amigos y familiares, ...
Es la rutina fundamental para la salud, para las relaciones con los otros,
para el bienestar general; en resumen para sentirnos con éxito pleno.

Los músicos practican bajo el cariz de la rutina, también los deportistas,
los actores y mis amigos los magos.
Cualquiera de ellos sin la rutina estarían perdidos.
¿Querrías viajar en un avión en el que los pilotos
y controladores aéreos no sigan las rutinas necesarias?

La repetición, descrita así, tiene que ver con la perseverancia.
¡Tan necesaria!
Sin ser perseverantes estamos perdidos. Rutina de esfuerzo.

Estas rutinas, a diferencia de los otros bucles dañinos, de los no elegidos,
no están reñidas con la diversión.
Es un gran error, en mi opinión, pensar que diversión y esfuerzo estén reñidos.
Se necesitan, se apoyan. Resuelven juntos. Forman parte de la creación y del talento.
No imagino a un buen cantante de ópera que no se divierta con sus
rutinas diarias de ensayos y conciertos.

Y, lo mejor, la repetición es el arma más eficaz en el aprendizaje.
Cuando estás aprendiendo algo nuevo son las rutinas las que te llevan
a comprender y hacer tuyas las técnicas.
Imagina en el golf, o en el tenis.
Es la repetición y repetición de un determinado golpe el que hará que, sin pensar,
consigas hacer un buen resultado.
Te generará la inconsciencia competente que tanto buscas.
Y, por si fuera poco, al jugar con más soltura y éxito te hará sentir mejor
y te diviertas mucho más.

Estas rutinas necesarias, nos conectan.
Los bucles enfermos, no deseados, nos aburren y desconectan.

La clave:
DISTINGUIR Y ELEGIR LOS ADECUADOS