Juan se levanta cada mañana a las 6:15 horas.
Tras un escueto desayuno, él sólo en la cocina de su casa,
coge su coche y se va al trabajo.
Juan es uno de esos altos ejecutivos, director de ventas en una multinacional,
que se cree libre pese a pasar todo los días atrapado por la rutina,
viviendo como si de un autómata se tratase.

Sus días le esclavizan con actividades repetitivas,
anotadas en una agenda programada,
que pareciera fotocopia a la del pasado año,
pero que le hace sentir orgulloso por estar llena para los próximos meses,
incluso con anotaciones en el próximo año.

Salta de una reunión a otra, lucha con los correos electrónicos diarios.
Él es de esos, creyéndose eficiente, que necesitan leerlos todos
nada más aparecer en la pantalla del ordenador.
De no hacerlo le provocaría más estrés.

Trabaja 10 horas al día en la oficina o viajando por todo el país.
Asiste a reuniones internacionales, responde a llamadas desde el coche,
y desde casa, aunque tenga que interrumpir la cena con su familia.

Vive con su pareja y dos niños pequeños.
A los que baña antes de ir a la camita el viernes por la noche.
¡Que orgulloso está de ello!
Aunque pase el fin de semana trabajando tantas horas casi como en la empresa.

Es un hombre colgado a una Blackberry.
Contestando mensajes sin demora.
Todo es urgente.

Es rico en dinero.
Pobre en tiempo.

¿Es él quién manda con su tiempo?
Juan sabe que no... sus ciclos repetitivos son cada vez más fuertes.
Su vida es frenética. Imparable, según dice él mismo,
a veces orgulloso de ello y otras aburrido y triste al confesarlo.

Vive, como en la película " el día de la marmota ",
atrapado por el tiempo.
Está enganchado en un bucle sin fin.
Su vida es una espiral.

Cientos de personas que conozco viven atrapadas en vidas rutinarias.
Por eso crean o participan en empresas, clubs, familias,
... RUTINARIAS.

A lo largo de toda la historia de la humanidad nunca estuvimos tan conectados
tecnológicamente: sms, Facebook, Twitter, Linkedin, mail, buzón de voz, blog, ...
Y TAN DESCONECTADOS CON NOSOTROS MISMOS.

¿Conoces a alguien que le pase?
¿ A otro Juan?