¿No es suficiente razón el hecho de estar vivo
para vivir cada momento con felicidad?

Cuando nos enteramos que algún amigo o conocido ya no está con nosotros,
es cuando nos da por pensar en esto...
Que pena que no seamos conscientes, de forma continua, en cada momento,
en el día a día, en las pequeñas cosas, de este GRAN secreto.

Un político, un empresario y un profesor universitario visitaron a un sabio.
Habían oído que el sabio era feliz.
Querían saber su GRAN SECRETO.

Cuando estuvieron frente a él, los tres sintieron que el sabio emanaba
armonía, paz, serenidad.
¿En qué fuerzas estaría asentada su sabiduría?

¿Acaso tienes poderes sobre otros hombres?, le preguntó el político.
¡Que va!, dijo el sabio.
Y añadió:
El único hombre del que soy y quiero ser dueño es de mi.

El empresario intervino en la conversación y dijo:
¿Acumulas riquezas materiales?
El sabio volvió a negar con su cabeza.
Y dijo: Lo único que tengo son estas ropas que llevo puestas.

El profesor universitario, dándoselas de intelectual, añadió:
¿Has alcanzado todo el conocimiento que los eruditos anhelan poseer?
El sabio negó con la cabeza por tercera vez y dijo:
El único conocimiento que atesoro
es el que me brinda la experiencia de mi vida cada día.

Desconcertados los tres visitantes hicieron su última pregunta:
Entonces, ¿Cuál es el secreto de tu felicidad?

El sabio sonrió diciendo:
La verdadera felicidad no tiene ninguna causa, ni secreto.
Consiste en estar vivo.
Y es lo único que necesito para ser feliz.

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Lola, hoy nos hemos enterado.
Descansa en Paz en tu Zaragoza del alma.