Hay una cita que circula por el universo, atribuida a diferentes personajes de la historia; unos dicen que pertenece a Dali, otros a Einstein, otros de ...
Lo importante es lo que dice:

"Todos nacemos genios
para después llegar a ser imbéciles.
En medio está la educación que recibimos"

Yo se la oí por primera vez al orador pedagogo, experto en educación,
Sir Ken Robinson en una de sus magistrales conferencias.

No estoy seguro si sólo será cosa de la educación...
Pero hoy me vino a la mente cuando leía un poema del fundador
de la metodología formativa Reggio,
y de los colegios con el mismo nombre que fueron originarios
de la región italiana de Reggio Emilia, que les dio el nombre.

El enfoque formativo Reggio nació sólo para el nivel preescolar,
pero ahora se ha extendido a otros niveles educacionales.
El programa considera que todos los niños son
curiosos intelectuales e imaginativos.

Todos muestran un gran potencial que si, con la educación,
no ayudamos a mantener y desarrollar se irá perdiendo,
acomodándonos a lo repetitivo.
Entre otras novedades, los alumnos marcan sus intereses individuales
y los maestros van diseñando planes formativos a medida para cada alumno.
Se desarrolla la creatividad como un valor seguro de desarrollo de la inteligencia.
De hecho, las aulas tienen un decorado especial ya que consideran el espacio en el
que enseñan como algo esencial en el proceso formativo.
El profesor trabaja con aulas múltiples, les cambia según la asignatura
y les saca del colegio con frecuencia para dar sus clases en otros ambientes.

Utilizan el juego como la metodología principal que ayuda en el aprendizaje
en edades preescolares, pero también en jóvenes adolescentes.
Saben que la mejor forma de aprender es crear experiencias
válidas para todos los alumnos.

Valoran y evalúan principalmente cuatro criterios en cada materia:
Conocimiento+Interactuación+Comunicación+Emoción
con el mismo porcentaje de importancia.
Trabajan con proyectos anuales en el que los alumnos trabajan descubriendo
a partir de una gran variedad de perspectivas, que les educan en la
creatividad y desarrollo de analogías.
Aprenden desde pequeños a formular hipóteisis, a colaborar entre sí,
a diferenciar entre competencia y colaboración.
Los profesores que son más facilitadores que expertos enseñan desde el hacer.
Aprender haciendo, esa es la fórmula.

Pues, volviendo al poema, es del señor que ha creado esta metodología,
Mr. Loris Malaguzzi.
Y dice así:

El niño
está hecho de cien.
El niño tiene
cien lenguajes,
cien manos,
cien pensamientos,
cien modos de pensar,
de jugar, de hablar.

Cien, siempre cien,
modos de escuchar,
de maravillar, de amar.
Cien alegrías
para cantar y entender.
Cien modos
de descubrir
de inventar,
cien modos de soñar.

El niño tiene
cien lenguajes
y cientos más
pero le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
separan la cabeza del cuerpo.

Le dicen al niño:
que piense sin manos,
que trabaje sin cabeza,
que escuche y no hable,
que entienda sin alegría,
que ame y se asombre
sólo en Pascua y Navidad.

Le dicen al niño:
que descubra un mundo que ya existe
y de cien
le quitan noventa y nueve.

Le dicen al niño:
que el trabajo y el juego,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y los sueños
son cosas
que no están unidas.

Le dicen, en resumen,
que el cien no existe.
pero el niño exclama:
¡Que va, el cien existe!


Estos colegios se han llevado muchos elogios y premios destacados
de comunidades internacionales interesadas en la educación, pedagogía
y creatividad.
Tales como el premio LEGO de creatividad o el Hans Christian Andersen,
o el de la Fundación Kohl.
En treinta estados de EEUU ya existen estos tipos de escuelas.
Obama ha pedido que sean asesores de la presidencia para el
nuevo modelo de educación que se está planteando reformar e implantar
en todo el territorio americano.

El tiempo dirá...
pero en cualquier caso, en materia de educación, especialmente infantil,

¿TAN DIFÍCIL ES HACELO BIEN?