Este post está dedicado y escrito pensando
en todo el grupo de amigos,
profesores de diferentes universidades y escuelas de negocios
de Latinoamérica y España,
que hemos tenido la gran suerte de
compartir
ideas y conocimiento durante la semana pasada
en el simposium sobre
Educación y Tecnología
en la
Universidad de Harvard
Os dejo aquí un cuento que recoge nuestro espíritu de estos días
y cómo queremos hacerlo extensible en el futuro.
El cuento nos diferencia el cielo del infierno.
Dice así:
Erase una vez un tipo normal, como tú o como yo, que fue a visitar el cielo y el infierno.
Cuando llegó al infierno, vio un gran puchero lleno de un potaje que olía de maravilla,
parecía estar buenísimo. Sin embargo, todos los seres allí presentes se estaban muriendo
de hambre. La inanición era lo que permanecía inalterable porque los únicos cubiertos
que tenían para alimentarse eran unas cucharas con un mango larguísimo,
que no les permitía doblar el brazo para llevarse la comida a la boca.
Una vez terminó su visita al infierno viajo al cielo.
También allí había un puchero con un potaje buenísimo y los mismos cubiertos
con un brazo muy largo.
Sin embargo, los habitantes del cielo estaban sanos y bien alimentados.
Se mostraban contentos y sonrientes.
El visitante, sorprendido, preguntó cuál era la razón por la que estaban tan sanos,
a lo que la gente del cielo contestó:
" En el cielo las personas hemos aprendido a alimentarnos unas a las otras ".
Amig@s, nosotros hemos elegido el cielo.
"Mientras te aferras en mejorar
la vida de otras personas,
la tuya propia se eleva
a las más altas dimensiones"
Robin Sharma