La telomerasa
es un enzima que evita el acortamiento de los extremos de los
cromosomas, llamados telómeros. Los telómeros están asociados con la longevidad
de las células, de forma que cuanto más largos son, dentro de tamaños
biológicamente limitados, mayor vida útil tiene la célula.

La telomerasa es un enzima fundamental en las células embrionarias no diferenciadas,
también en las células madre de adultos, en las células germinales y en las cancerígenas.
Está presente en el 95% de todos los cánceres.
Es un enzima muy estudiado tanto por su valor potencial en terapias
anticancerígenas como en tratamientos anti-envejecimiento.

El equipo de Dean Ornish, fundador y presidente del
Preventive Research Intitute,
y profesor de medicina de la Universidad de California,
han realizado múltiples estudios donde demuestran que a través de la
meditación
pueden aumentar el nivel de telomerasa casi en un 30% en sólo tres meses
en individuos sanos.

¿Es lo que estábamos buscando para aumentar nuestra longevidad y calidad de vida?

Estos mismos estudios, basados exclusivamente en meditación
y cambio en el estilo de vida, también han sido hechos con enfermos
de cáncer de próstata, demostrando que, a través de la meditación
se conseguía hacer que se expresasen los genes que previenen la enfermedad
mientras que se apagaban aquellos que favorecen el cáncer.

Cursiva
Estos mismos estudios los llevaron acabo con pacientes de enfermedades coronarias.
Separaron a los pacientes en dos grupos, durante cinco años de estudio.
En el grupo control los pacientes no modificaron su estilo de vida.
En el grupo de actuación los pacientes modificaron sus pautas alimentarias,
empezaron con ejercicio físico moderado, con una vida social plena
y aprendieron a gestionar el estrés mediante ejercicios de meditación diaria.

Los pacientes de este grupo de actuación tuvieron una disminución
significativa en el bloqueo arterial coronario y un aumento de flujo sanguíneo
en el corazón versus el grupo control. Tuvieron dos veces y media menos
ataques cardiacos y necesidad de cirugías de bypass o angioplastias.

Muchos estudios parecidos se están llevado a cabo en diferentes universidades
e instituciones en todo el mundo con idénticos resultados.

Pero todo esto era de esperar, ¿no?
Mejor estilo de vida, más sano, menos enfermo. Es algo predecible.
¿Es necesaria tanta investigación?
¿Y qué les contamos a los del grupo control?

Lo interesante, aunque fue considerado inicialmente como secundario
en el estudio llevado a cabo por el Dr. Ornish,
y que ha sido lo que motiva este post,
es que se comprobó que aquellos pacientes,
que vivían bajo emociones descritas de
miedo, ansiedad, enfado repetitivo,
estrés crónico provocado, frustración, ...
perteneciesen al grupo de control o de actuación,
el riesgo de problemas cardiacos o cáncer aumentaba hasta tres veces.

Es decir, aquellos pacientes que no consiguen "dominar "
las emociones negativas están predispuestos a vivir peor su enfermedad
y a estar más enfermos y con más complicaciones de todo tipo.
Curiosamente estos pacientes hiper-estresados, que no tienen capacidad
de controlar sus emociones negativas, tienen un nivel de
gestión inmunológica mucho menor,
lo que hace que vivan peor su enfermedad y estén más enfermos.

La meditación y el yoga en este tipo de pacientes coronarios y con cáncer
ha demostrado ser un buen aliado de las terapias convencionales,
especialmente porque ayuda en el control de las emociones dañinas.

Pero no es necesario estar enfermo para ponerse a ello...

Los seres humanos padecemos, hablando de forma muy generalizada,
dos tipos de sufrimientos:

1) Los inevitables. Tales como la enfermedad, el envejecimiento, la separación
de seres que queremos, accidentes, ...

2) Los que nacen de nuestra propia mente.
De la mente que nos condiciona, que elige, que vive desordenada.

En ambos tipos, la meditación nos ayuda a controlarlos y modificarlos.
A transformar lo dañino creado por la propia mente.

En el primer caso porque, aún siendo inevitables en muchos casos,
entender estos sufrimientos de forma correcta y aceptarlos sin resignación
nos dará fortaleza interior para vivirlos de forma diferente.

En el segundo caso porque nos ayudará dándonos una visión clara de los hechos,
a re-organizar nuestra mente, a revitalizarnos, a re-inventarnos,
a re-interpretar las cosas que nos suceden,
a superar los engaños de una mente dispersa y acomodada.

La meditación nos ayuda a observar nuestros pensamientos y todas las
sensaciones asociadas a ellos. Nos ayudad a observar desde otro lado
los pensamientos asociados a sufrimiento. Los desvanece.
Los budistas le llaman impermanencia.

Ya sabes toca trabajarse bien la telomerasa.