Lincoln en una visión de Salvador Dali


El padre de Abraham Lincoln, el que fuera presidente de EEUU, fue zapatero.
Cuando el llegó por primera vez al senado sus compañeros sentían vergüenza
de que el hijo de un zapatero fuera el presidente del país más rico del mundo...
Estaban irritados y enfadados.
No sabían cómo había podido ser el más votado.

Un senador muy arrogante, burgués, se levantó antes de que Lincoln
iniciará su discurso y dijo lo siguiente:

" Señor Lincoln, antes de que comience quisiera recordarle
que es usted hijo de un zapatero ".

El senado en pleno se echó a reír. Querían humillarle.
No podían derrotarlo, el pueblo americano había confiado en él,
pero al menos sí humillarlo.

A lo que Lincoln respondió:

" Le agradezco infinitamente que haya recordado a mi padre, que ya ha muerto.
Jamás le olvidaré a usted por habérmelo recordado y porque en un día como hoy
me ayuda a saber que jamás seré tan buen presidente como zapatero mi padre ".

Se hizo un silencio sepulcral ante la actitud de Lincoln.

Y añadió:

" Por lo que sé, mi padre hizo todos los zapatos de su familia.
Si les molestan o tienen algún problema, y aunque yo no soy gran cosa como
zapatero, aprendí el oficio de mi padre desde la infancia,
y podré ayudarles a solucionarlo.
Y lo mismo les digo al resto de miembros del senado.
Sólo tienen que tener en cuenta una cosa:
yo no seré jamás tan buen zapatero como era él.
Él era un artista ".

Que actitud la de Lincoln.
Da igual ser presidente que zapatero.
Lo único importante es sentirte bien con lo que haces.
Y si no, cambia.
¡ Busca !
No dejes de mirar a otros lados...

Con frecuencia en los cursos que imparto, me encuentro con amig@s
que comparten conmigo su malestar porque no se dedican a aquello
que les hace felices, no encuentran su elemento,
que diría el genial Ken Robinson.
Pero permanecen...
No buscan. No se mueven del lugar. Viven en condicional.
O lo que es peor:
viven de un ideal

En estos casos la palabra ideal es paralizadora.
El ideal entendido así está significándote lo que no debes ser
y sin embargo eres.
Te crea ansiedad, tensión, mal humor, angustia, miedo al futuro, ...
Te divide en dos:
el presente real y el futuro imaginado.
Porque ese ideal vive en el futuro, pero tú estás aquí.

¿Por qué nadie nos enseñó a intentar ser primero el ideal
y después desde ahí a vivir?

El ideal tiene como vecina a la expectativa.
Y es buena; si es real.
Y como familiar tiene a la ambición,
que también es buena compañera, cuando es alcanzable.
Pero cuando ninguna está cerca, el ideal se convierte en CULPA.

¿Qué pasaría si de verdad no dejas de crecer,
si no dejas de ambicionar, sin olvidar las expectativas, la lucha por lo que deseas,
pero poniendo razón, aceptando lo que AHORA YA eres?
Somos perfectamente imperfectos
y esto nos hace únicos.

Deberíamos vivir los ideales sin ansia,
sin anhelar una perfección del futuro imaginado, porque NO EXISTE.
En ese futuro tu mente estará de nuevo anhelando otro ideal.
Vive el presente.

Concíliate con el AHORA
sin dejar de fabricar en el presente el FUTURO.
Será la mejor forma de empezar a cambiar ideal por la acción
que te llevará a alcanzarlo.


NO DEJES QUE EL IDEAL
TE SAQUE DE TU ESTADO
EMOCIONAL IDEAL