Vive dentro de nosotros.
Como si de un monstruo, que a ratos nos asalta, se tratase...

Hablo del miedo.
De ese miedo no real.
Fantasía que provoca un sentimiento de huida.
Que nos hace mirar para otro lado.




Hoy una amiga me hablaba de su miedo.
Le bloquea. Le impide ser.
Se posa entre su deseo y su ser.

Conozco una técnica que ayuda a liberarse de él.
Se llama REVISIÓN APRECIATIVA.

Y, de forma sencilla, consistiría en centrar a la mente en el aprecio.
En poner al aprecio en el primer plano del pensamiento, del espíritu
y del intelecto.
Al hacerlo nos aparece un escudo protector contra el miedo.
Es sencillo:
el cerebro no sabe procesar el miedo y el aprecio al mismo tiempo.

En psicología se conoce como cambio perceptivo.
No alterarás la realidad de tu vida, pero sí la forma como la observas y la valoras.
La nueva visión nos da el permiso de cambiar.
...Y nos hace más felices.

La revisión apreciativa
tiene varias formas de aplicarse, pero en general siempre se encarga de
re-enfocar la mente.

Al enfocar la mente en el aprecio, todos los demás sentimientos
como el miedo o la rabia desaparecen. No caben juntos.

Lo más importante para practicar la revisión apreciativa es que enfoques tu mente
en algo que aprecies de los demás. Lo que necesitas, lo que te gusta, lo que deseas,
en lugar de los peligros que la tienen ocupada.
Es bueno si lo haces, al menos, tres o cuatro minutos varias veces al día.
Se produce un efecto psíquico y físico casi instantáneo.

A la revisión apreciativa se le conoce como técnica de meditación enfocada.
Numerosos estudios ha demostrado que tiene un fantástico efecto
sobre el sistema nervioso autónomo, sobre los neurotransmisores,
sobre las hormonas del bienestar, sobre la tensión muscular,
y sobre la regulación del corazón.

Sus efectos duran horas después de haber acabado el ejercicio.
Nos ayuda a re-programar la mente y así salir de los bucles de miedo y ansiedad.
Estos bucles provocan rumiación provocadora de auto-refuerzo negativo.
Son pensamientos iniciados por las emociones que provocan el llamado
secuestro amigdaliano.

Se llama así porque se producen inicialmente en la amígdala
pero se perpetúa en el neocórtex.
A estos bucles, de forma coloquial, es a lo que le llamamos preocupación.
La revisión apreciativa te ayuda a salir de la preocupación.

Es curioso la fuerza que tiene la atención sobre la preocupación
tanto en nuestra educación heredada, antropológica, como en la otra educación,
la no tan heredada, la recibida...
Nos ha generado un afán por centrarnos en lo negativo, en observar desde el juicio
hacia lo malo, en el enfoque a lo que es potencial generador de peligro.
Sin embargo, nunca hemos creado un término o palabra para designar
la practica de la anti-preocupación.

Y es que el miedo aunque se siente en el presente,
siempre es por una proyección en el futuro.
Lo que nos impide injustamente renunciar al presente.

Dado que vivimos en una cultura generadora de temor, tendemos a hacernos preguntas que no son de lo más adecuadas.
Tendemos a abordar cualquier situación desde el " ¿qué está mal? ";
en lugar de pensar desde " ¿qué está bien? ".
Nos costaría el mismo esfuerzo. Pero...

Esa visión continúa del peligro, producto de nuestro excesiva fijación
por la supervivencia está bien en situaciones reales de peligro y emergencia.
Es en esos casos un mecanismo necesario.
Pero casi ninguna de las situaciones que normalmente vivimos están regidas
por el me juego la vida.
Y pesar de ello, no sabemos desconectar el mecanismo del miedo.

Lo negativo tiene su lugar.
Pero mientras no imagines que detrás hay algo positivo vivirás con todas
las alarmas encendidas.
Lo que te hará que sólo estés corriendo, aunque sea mentalmente, ...huyendo.
O estarás en posición de ataque y defensa.
O lo que es peor, paralizado. Bloqueado sin saber hacia dónde dirigirte.

La técnica de Indagación Apreciativa Personal,
herramienta usada en la llamada psicología positivista,
consiste en hacerte a ti mismo las preguntas desde el lado constructivista,
con la ilusión de pasar a la acción, de vivir lo hechos, de no huir.

Se trataría de cambiarte el discurso interno:
de un discurso orientado a problemas y miedos a un discurso orientado a

VIVIR POSIBILIDADES