Un profesor de universidad pasó a visitar a un sabio y le preguntó:

" si tanto he estudiado, ¿por qué no soy tan sabio como tú? "

El sabio contestó:

" Espera. Siéntate, manten el silencio. Observa todo.
Obsérvate a ti mismo.
Y más tarde, cuando todos se hayan ido, si aún quieres hacerme
esta pregunta te contestaré..."

No paró de entrar y salir gente todo el día.
Los discípulos preguntaban cosas, el maestro contestaba. A veces, sólo les miraba.
Y el profesor universitario se puso nervioso. Sentía que estaba perdiendo el tiempo.

Cuando cayó la noche y ya no quedaba nadie, el profesor dijo al sabio:

" Bueno, ya está bien. Llevo todo el día esperando.
¿Qué hay de mi pregunta? "

" ¿Aún no tienes la respuesta?, dijo el sabio " ,
mientras miraba la preciosa luna llena por la ventana.

" No, dijo el profesor. Si no me has contestado en todo el día ".

El sabio se echó a reír y le comentó:

" He contestado hoy a muchas personas.
Si hubieras observado lo habrías comprendido ".

Y le invitó a salir al jardín.
Había luna llena y la noche era preciosa.

El maestro añadió:

" Mira ese ciprés que alto es; donde la luz luna se enreda entre sus ramas.
Y mira ese arbusto que hay junto a él ".

El profesor enfadado replicó.

" ¿Y eso qué tiene que ver con mi pregunta? "

" Mucho, dijo el sabio.
Estoy contestando a tu pregunta. El ciprés y el arbusto llevan mucho tiempo
viviendo en mi jardín y jamás he oído al arbusto preguntarle al ciprés:
¿Por qué no soy como tú?

El ciprés es el ciprés y el arbusto es arbusto.
Los dos son felices con lo que son.

Es loable y necesario el afán de superación y de cambio.
Diría que necesario. Lo predico !
Pero siempre es necesario que sea desde la aceptación de lo que uno es.
Sé tú mismo y crece desde ahí.
No se puede crecer desde otros.
Es ilusorio. No real.

Sé realmente tú mismo y entonces comprenderás que eres especial.
No eres especial porque te compares con tu maestro, o con tu amigo,
o con tus vecinos.

Eres especial
porque
eres único