Me llena de energía cuando tengo la oportunidad de hablar
con personas de esas que asumen riesgos conscientemente,
como me ha pasado en tres ocasiones por diferentes motivos estas semana pasada.
Son gente especial; les brillan los ojos cuando hablan de sus proyectos,
da igual que sean proyectos de vida personal o del mundo empresarial.

La fuerza de la voluntad es la verdadera determinación necesaria para acercarse
al triunfo, para buscarlo, para conseguirlo.
Estas personas tienen esa fuerza.
Tienen la capacidad de sacrificar placer inmediatos,
de luchar contra adversidades, de superar los muros que les van apareciendo,
y de sumar a la idea la energía para la acción necesaria.

Estoy cada vez más convencido, no sé si producto de la edad, que la vida
es riesgo, que vivir es huir de lo seguro; que la seguridad sólo es una fantasía.
No es posible, por definición, si estás vivo, estar seguro.
La vida es una aventura o no es nada.
La vida es incertidumbre.

En todos los mundos conocidos: la ciencia, los deportes, los negocios, ...
los triunfadores son personas que han dado grandes saltos,
que han corrido por aguas pantanosas, por peligrosos túneles.
Han tenido que hacer uso de la creatividad para seguir desarrollando su
crecimiento personal.

Así lo decía Dale Carnegie:

“ ¡Arriesgate! Toda la existencia es una oportunidad “

Ya lo sabes los barcos seguros no se alejan nunca de la orilla,
pero tampoco encuentran nuevas tierras.

Vivir valorando cada oportunidad como un elemento de aprendizaje,
no como una ocasión para ganar o perder, te abre nuevas posibilidades.
Arriesgarse no significa ser temerario.
Se trata de correr riesgos asimilables, razonables, que estén en los
límites de nuestro poder, usado como verbo no como sustantivo,
( "hasta aquí puedo” ).
Arriesgarse inteligentemente, con sabiduría y sin miedos.

Por definición, arriesgarse es asumir que puede salir mal.
Pero si así pasa, nos ayudará a ser más fuertes, a tener nuevos campos de visión,
a crecer, a entender nuevas razones, a vivir en definitiva.

La clave:

Arriesgándose se puede perder,
pero sin arriesgarse
no se puede ganar jamás

Ya sabes no contemplo el azar.

Atrévete a preguntarte qué es lo peor que te puede pasar ¿?
Cuando tengas la respuesta, busca como mejorar ese “peor”.
Y también prepárate para aceptar lo “peor”.
Si esto haces, serás de estas personas que uno se encuentra una semana
cualquiera de un nuevo año.

Es la valentia la que hace realidad nuestros sueños.
Se enriquece de la fe.
Se alimenta de la voluntad.
Vive del esfuerzo.
Crece con la ilusión.

Las personas que viven valientes, sienten que sus sueños pueden ser realidad.

En mi opinión,

ES MÁS PELIGROSO
ABANDONARSE
QUE ARRIESGARSE