Las palabras tienen una fuerza mágica.
Y la mayor parte del tiempo no somos conscientes de ello.

A través de las palabras nuestro cerebro da significado a las cosas,
a todo lo que nos va sucediendo. Es entonces cuando, sea real o no,
lo vivimos como si lo fuera, sin ser conscientes de que estamos bajo
una interpretación individual de todo lo que nos pasa.

No es una teoría de iluminados o brujos, es algo demostrado de forma
sostenible por la ciencia.
Forma parte de la investigaciones más avanzadas y actuales de la neurociencia.

La zona más prefrontal del cerebro es donde se produce el pensamiento
orientado a futuro, es donde se inventa, donde se vive lo todavía no vivido,
donde se barajan las alternativas, donde se toman decisiones.
Todo ello influido por el sistema límbico, nuestro cerebro emocional,
que gestiona a su vez la percepción sobre todo lo que nos rodea
creando lo que será nuestra realidad.
Imaginación y conocimiento se dan cita en ese locus para
crear futuro.

A través de las palabras nuestros pensamientos crean nuestro mundo.
Por ello es muy importante elegir adecuadamente como hablarnos,
entrenar la mente, dejarle reposar cuando es necesario,
evitar la impaciencia de la decisión inmediata, re-pensar la primera idea.

Pongamos ojo a las palabras negativas, al pensamiento desorientador,
tienen el poder biológico de lesionar las neuronas localizadas en el hipocampo.
Son neuronas relacionadas con el aprendizaje, afectando así a la toma
adecuada de decisiones, a la auto-percepción,
a la percepción del mundo que nos rodea.

¡ Cuida como te hablas !

Intenta averiguar cómo quieres vivir. Y háblale así a tu mente.
Si no quieres vivir triste, ni de mal humor, ni preocupado de forma continua,
no se lo digas.
Ella sólo encontrará el camino del que le hables.

La palabra es la forma más potente que tenemos los humanos para remodelar
nuestro propio cerebro. Es una forma de energía vital.

Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro ” ,
decía Ramón y Cajal, Nobel de Medicina.

Debemos cambiar nuestros hábitos de pensamiento: el cómo nos hablamos.
Se trata de ser más conscientes de nuestras propias conversaciones,
de escuchar nuestro pensamiento, elegir conscientemente
y cambiarlo si es necesario.
De regalarnos a través de las palabras la orientación más adecuada.

Hoy la ciencia ya ha demostrado que el entusiasmo y la

FUERZA DE LA ILUSIÓN

favorecen las funciones superiores del cerebro.