Hay un momento para todo y un tiempo para cada cosa bajo el sol:
un tiempo para nacer y un tiempo para morir,
un tiempo para plantar y un tiempo para arrancar lo plantado,
un tiempo para matar y un tiempo para curar,
un tiempo para demoler y un tiempo para edificar,
un tiempo para llorar y un tiempo para reír,
un tiempo para lamentarse y un tiempo para bailar,
un tiempo para arrojar piedras y un tiempo para recogerlas,
un tiempo para abrazarse y un tiempo para separarse,
un tiempo para buscar y un tiempo para perder,
un tiempo para guardar y un tiempo para tirar,
un tiempo para rasgar y un tiempo para coser,
un tiempo para callar y un tiempo para gritar,
un tiempo para amar y un tiempo para odiar,
un tiempo de guerra y un tiempo de paz.

Eclesiastés, 3, 1-8


Y así es la vida: ir consumiendo el tiempo.
¡Usarlo!
Y decidir en qué consumirlo.

Hay un tiempo para todo, como rezaba Eclesiastés,
pero la diferencia radicará en

la actitud
con la que vivamos
cada momento

porque esto determinará nuestro bienestar y la felicidad con lo vivido.

Ante cualquier momento vivido siempre podremos elegir entre optar por

LA FUERZA
QUE NOS DA
LA ILUSIÓN

o la fragilidad que nos aporta la visión negativa de la realidad.

¡ He aquí el verdadero secreto !