Conozco a muchas personas que ríen poco
¿Tu ríes poco?

Y a personas que desperdician la mayor parte de sus años,
es decir de su tiempo, ...de su vida, en un estado de constante preocupación.
Son preocupaciones diversas, algunas muy reales y loables,
otras estúpidas y falsas.

Todas ellas están en la mente.
Sólo, al menos mientras estamos preocupados, ahí habitan.
La mayoría de ellas ni siquiera ocurrirán jamás.

Nos preocupamos porque la mente viaja más rápida que la acción,
se adelanta a los hechos y nos conecta con el futuro,
especialmente con el futuro que no deseamos para intentar protegernos,
mantenernos alerta, ávidos por lo que pueda suceder.
Esto es la preocupación.

Pre-ocupados, es decir todavía no ocupados.
Cuando estamos ocupados en algo, dejamos de estar pre-ocupados.
Por eso la ocupación, la acción, es el mejor remedio para calmar la preocupación.

Una vez leí que en sánscrito el signo con el que se representa la pira funeraria
es el mismo que con el que se representa el concepto preocupación.
¿Será porque una consume a los muertos y la otra a los vivos?

Efectivamente las preocupaciones, especialmente las no justificadas,
provinentes de los miedos tóxicos, te consumen la vida; o al menos
reducen la calidad de la misma.

Y lo peor,
te impiden reír

Los niños de cuatro años se ríen unas trescientas veces al día.
Los adultos no más de quince.
¿Por qué?
¿Quizás las obligaciones que se disfrazan de preocupaciones?
¿O quizás llenar todo el tiempo con actividades que sin embargo no nos llenan?

Está demostrado que la risa nos produce grandes beneficios:
nos estimula, nos da energía positiva, nos mejora el ánimo,
nos hace ser más creativos, tener ideas, nos da salud, ...
Pero la batalla, con frecuencia, la gana las preocupaciones.

¿ Sabes que si
estás preocupado
no puedes
reír ?

William James, el padre de la psicología moderna, se preguntaba si reíamos
porque nos sentíamos felices o si nos sentíamos felices porque reíamos.

Pasamos los días trabajando demasiado y preocupándonos todo el tiempo.
De vez en cuando nos paramos, como tocará en pocos días por la llegada
del período vacacional, y es cuando nos damos cuenta de la vida, de su valor.
De la risa, de su fuerza.
El resto del tiempo, muchas veces sin ni siquiera saber por qué,
vivimos con la sensación de vacío y la risa nos abandona.

El saber hacer un paréntesis,
así le llama Robin Sharma, a las preocupaciones
es ganar calidad de vida y reír más.

Algunas no podrás aparcarlas para siempre, pero aprender a desconectarte
temporalmente es un buen antídoto contra la tristeza y el miedo.
O mejor, si te ves con fuerzas, hazlo al revés, programa sólo pequeños tiempos
de tu día para preocuparte.
Programa en tu agenda una sesión de preocupación.
Aprovecha ese momento consciente para sacar, listar, numerar todos los motivos
por los que tendrías que estar preocupado.
Analízalos !
Obtén conclusiones y después busca respuesta para evitar, suprimir o resolver
las preocupaciones trabajadas.
Tienen derecho a ser resueltas u olvidadas.

Verás que muchas de ellas sólo por el hecho de re-pensarlas con consciencia
plena y con certeza, buscando hechos que las justifiquen dejan de ser preocupaciones,
tendrás que borrarlas de la lista, sintiéndote más libre.

Ahora bien, una vez concluido ese período y apartado las preocupaciones
reales de las que si debes ocuparte,
descubrirás que la mayoría de ellas no son reales,
te darás cuenta que muchas han sido sólo producto
de una imaginación orientada al miedo.
Ese será el momento de dejar los problemas atrás
y dedicar tu tiempo a cosas más productivas
como dar un paseo, leer un bonito libro, escribir o mirar la preciosa cara de tu hij@.

O como voy a hacer yo ahora, mirar el mar con una copa de burbujas
y hacer un brindis por vosotros

deseando que nos riamos mucho más

Y no sólo porque es verano... ¿ o sí ?