Déjame empezar este post con una sentencia:

La pasión
siempre triunfa
ante las excusas

En esta semana, al comienzo del nuevo curso, he tenido la gran suerte de
compartir momentos con empresas que, de una forma u otra, estaban reunidas
para renovar su pasión, su ilusión por el hacer del día a día,
por los objetivos esperados, por el futuro deseado,
por cumplir los sueños individuales y compartidos.
Se trataba de recargar pilas, renovar ideas, re-inventar modelos,
buscar nuevos enfoques, cortar con lo innecesario, explorar nuevas vías, ...

Hemos hablado de pasión; pero no de pasión como una idea romántica.
Sino de pasión como una energía, una pulsión vital, humana, que nos lleva
a conseguir nuestras metas.
Con pasión me refiero a ese entusiasmo vigoroso, energético que sentimos
dentro de nosotros cuando estamos alineados con aquello que hacemos,
que nos atrae, que nos gusta.
Me refiero a la excitación interior de ir por el camino correcto.

Es esta pasión , cargada de su energía el entusiasmo, la que nos hace
posible cumplir nuestros sueños, hacerlos realidad.

Entusiasmo es una palabra cuyo origen, griego, está en " dios en nosotros ".
Es decir,
cuando estás entusiasmado eres divino.

Y si eres divino no tienes necesidad de excusas.
Sólo de empezar a actuar. De pasar a la acción.

El entusiasmo nos ayuda:

a sentir qué es lo que hay que hacer,
a elegir el camino,
a re-pensarte,
a actuar,
a estar alegre,
a tener confianza,
a que no sea tan difícil,
...

Las excusas nos llevan a:

Dejar de hacer,
abandonar, postergar,
vivir en el banquillo,
generarnos aburrimiento,
pasar a otra cosa,
quitar importancia,
...

El entusiasmo te hace sentir que las experiencias son creadoras y fluyes con ellas.

El entusiasmo
deja sin sentido
a las excusas

Vivir con ilusión
es el mejor regalo que te puedes hacer para este otoño
que esta a punto de llegar.