¡Todo está en los libros!

En esta semana he coincidido con un grupo de compañeros de profesión
en un evento que organizaba una empresa del sector bancario.
Varios de nosotros habíamos sido invitados a dar una ponencia sobre motivación,
ilusión, competencias directivas, la nueva economía, etc...

Allí me encontré con una compañera experta en motivación, en enseñar a motivar,
en temas de crecimiento personal, coach y no sé cuantas cosas más...
Tiene algún libro escrito sobre todo ello.
Me llamó la atención que en el momento en que nos encontramos lo primero que
me espetó con un tono agresivo y de enfado absurdo fue un

“estoy agobiada chico,
que días antes de Navidad,
todo el mundo quiere que ahora esté disponible para ellos,
...pero que se habrán creído.
Y encima ahora nos quieren pagar por lo mismo
mucho menos”.
A lo que añadía:

“..y es que no puedo más,
no tengo fuerzas.
Cualquier día lo mando todo al ...”

Me hizo gracia comprobar como cambió su tono unos treinta minutos después
cuando estaba dando su ponencia, dirigiéndose al público asistente. Parecía otra.
Hablaba tranquila, recomendaba la clama, nos decía que “hay que estar siempre ahí”
cuando te necesiten, nos relataba magistralmente una a una todas
las técnicas para AUTO-motivarse, la capacidad necesaria del AUTO-control,
y un largo etcétera de recetas para conseguir llegar bien motivados a fin de año.

Tomando un vino, tan sólo unas horas después y después de unos libros firmados
con la mejor de sus sonrisas ante sus seguidores, volvía a estar crispada.
Y la mirada le había cambiado de nuevo.
Ya había colgado su disfraz de hechicera y era una ciudadana de a pie.

Decía, pero no hacía




Para mi es como decir “te quiero” y no demostrarlo.
¡Un fraude!

Sólo decir, predicar, pero no hacer...
Por desgracia uno va encontrando este tipo de personaje predicadores de pacotilla.

Aunque en defensa de compañeros y amigos de profesión tengo que decir que también
me encuentro en el camino con otro tipo de expertos en esos temas
de los que hablan. Expertos de verdad.
Expertos porque en su día a día están poniéndolo en práctica,
esos que hablan de la meditación pero pasan unos meses al año en la India,
ayudando y ayudándose a través de la meditación;
los que platican sobre motivación y son grandes motivadores,
los que te entusiasman con conceptos ilusionantes y es que le brillan los ojos
cuando lo comparten porque creen en ello y lo llevan a su vida,
los que hablan de riesgo y se han arriesgado, lo han sentido en su piel,
los que conviertes los sueños en realidad porque se ATREVEN.


La teoría es sencilla,
ya me la sé, pero ...


Hace poco leía que Eckhar Tolle, en una conferencia que había dado en Barcelona,
había hecho un comentario muy interesante en referencia a este tema.
Decía que estos predicadores son personas que han aprendido las teorías
y los conceptos igual que se podrían haber aprendido un mapa y la ruta de un viaje,
registrarlo en la memoria y contarlo a todo el mundo, pero
NO LLEVARLO A CABO NUNCA.

Se dedican sólo a palabrear, a decir sin hacer, sin llevarlo a su propia vida,
como si fueran actores de un papel en cualquier tipo de obra de teatro.

Les oyes y te recuerdan cualquier lectura de un libro de AUTO-ayuda.
En ocasiones están bien. Son mensajes necesarios.
Aunque pienso que para eso ya se escribió El Principito.
Desde que Exupéry lo dejó por escrito no se ha vuelto a escribir nada nuevo.
Es la repetición de lo mismo.
También los dijeron otros no tan contemporáneos como Buda, Cristo, Mahoma,
o los mismos dioses Toltecas.

Aún así, me apunto a la defensa de la repetición de estos mensajes.
A la evangelización. A ir trasladándolo de generación en generación.
A decirlos de otra forma. A personalizarlos. A ponerles nuevos disfraces.
A llevarlos al mundo del deporte o de la empresa. A pregonarlos en la familia.

Lluís Amiguet dice que

“ las grandes verdades son eternas,
pero suenan a nuevas cada vez que las oímos
porque las olvidamos cada día”.


Cierto que al olvidar tan pronto está muy bien tener que recordarlo. Cada día.
¿Pero es suficiente?
Lo que está realmente mucho mejor, la verdadera ayuda,
es la que te hace que pases

DE LA IDEA A LA ACCIÓN,
PONERLO EN PRÁCTICA

Esto es lo que te hace ser.
Y lo que te ayuda a cambiar.
Las enseñanzas empiezan a ser válidas cuando se llevan a la práctica.
Aprender sin hacer no es aprender.

“Jamás se ha emborrachado nadie
a base de comprender intelectualmente
la palabra vino”,

nos recuerda Anthony de Mello.

Todos sabemos que no es bueno no ser perseverante, o postergar, o apagar el deseo,
el no arriesgarnos cuando es necesario, el tener una visión de la realidad negativa,
o no perseguir los sueños, o no vivir el “aquí y ahora”, o no librarnos el apego, ...
De la misma forma que sabemos que no es muy bueno no hacer nada de ejercicio,
o fumar, o poner la espalda recta al sentarnos en una silla, ...

Pero, ¿lo hacemos?
¿O nos dejamos llevar por la inercia?

Esta es la idea: saber sí,
...¿pero hacer?

¿Cómo cambiar una actitud?
Y lo más difícil,
¿cómo cambiar un hábito?

¿Dónde radica el secreto?
Probablemente en que no existe ningún secreto, ninguna receta mágica.
Se trata de llevarlo a la acción.

El verdadero secreto está en la acción;
¡reside en ti!

Requiere de esfuerzo, ya lo sé...
Y de esfuerzo repetido en el tiempo, que es mucho más difícil, también lo sé...
Y de no querer el premio de forma instantánea; sí así es ...

¿Cuándo vamos a empezar a enseñar esto a nuestros niños?
¿Cuándo va a formar parte troncal en la enseñanza más básica de nuestro país?
No piensas que es un remedio a tener en cuanta en la
basicoterapia
más necesaria.

No basta sólo con leer libros o artículos,
con escuchar a los nuevos profetas del nuevo siglo,
o con ir predicándolo por ahí en cualquier medio virtual o real;
más bien lo que hay que hacer es esforzarnos en llevarlo al nuestro hacer cotidiano.

Si lo piensas todo está en los libros,
menos una cosa:
el poder de la acción,
del hacer,
esto sólo está en ti