Por estas fechas, cuando ya llega el fin del calendario,
me planteo los cambios necesarios que quiero en mi vida para el próximo año.
Y también de qué personas necesito huir. Alejarme.

Creo que es necesario renovarse. Re-nacer.
Y no es sólo por cambiar.
José Luis Sampedro decía hace unos días que vivir no es cambiar sino más bien

recrearse

Porque re-crearse es crearse de nuevo.
Nacer cada día. Cuestionarse el estatus de las cosas.
Pues de eso se trata...
De darse el permiso a elegir en cada momento. También las compañías.
Añadir y restar.

En ese camino de la recreación toca empezar la huida de todas
esas personas dañinas que están cerca de uno y que te hacen la vida dura,
más difícil, más enrocada, menos abierta, ...

Como Bernardo Stamateas ha escrito en su libro se trataría de
identificar y huir de la Gente Tóxica,
que siempre acaba complicándote la vida.

La gente tóxica es víctima de las circunstancias, quejica. No ve oportunidades.
Culpable son el resto del mundo.
Viven en la prisión de lo negro. Sombras y no luces.
Juegan en las gradas nunca en la cancha.
Perjudican tus relaciones con terceros. Envidian.
Son autoritarios y arrogantes. La razón es su razón de vida.
Discuten pero no escuchan. Hablan de todo. Saben de todo.
Y con frecuencia viajan disfrazados de psicólogos o de expertos en materias mil.
Ausentes cuando les necesitas.
Aunque gritan, berrean, critican cuando nadie les ha llamado.
Son auténticos vampiros de tus ideas. Viven del decir lo que otros ya han dicho.
Dicen, no hacen.
Y también son vampiros emocionales. Les molesta que te vaya bien.
Generan confusión, inestabilidad y desconfianza.
Rompen el ritmo de las cosas porque todo para ellos es rápido o lento. Impacientes.
Son Mentirosos. Y se creen sus propias mentiras

Hablan mal de cualquiera de nosotros cuando le damos la espalda,
pero son tan bobos que no se dan cuenta de que en esos casos
les están hablando sólo a nuestro culo.

Empieza mi huida.
Necesito espacio para los nuevos amig@s.
Decir un adiós, sin lamentos, sin excusas, sin remordimiento, ...
Con toda mi intención.

Pedro Guerra lo ha escrito en una de sus canciones de El Mono Espabilado

“gente tóxica
que abrigan sensaciones ásperas
y presos de su propia fábula
despliegan su presión incómoda”

Y, ¿como no?, esto también y por encima de todo
es un llamada a la obligación a huir de
la auto-toxicidad, igual de maligna.
Tenemos que apagarla. Y así además no ejercer de tóxico para otros.
La auto-toxicidad no nos deja ver más allá de nuestras narices.
Nos inmovilizará.
Nos anclará en el pasado. Nos llenará de veneno.
Y el veneno sólo atraería más veneno.

Llegando al fin de este año me apetece decir: ahí te quedas

amig@ tóxic@ !!!