Un viejo secreto para un nuevo año:
¡Puedes elegir tus pensamientos!

Metafóricamente:
puedes poner a tu mirada un filtro que pinte
de color "azul-rosa-amarillo-rojo-..." tus creencias
o bien dejarlas sin pintar; en blanco, en gris o, mucho peor, en negro absoluto.

Tus creencias se convierten en tus pensamientos,
tus pensamientos se convierten en tus palabras,
tus palabras se convierten en tus actos,
tus actos se convierten en tus hábitos,
tus hábitos se convierten en us valores,
tus valores se convierten en tu destino.

Así lo dijo Gandhi re-descubriendo un viejo secreto.
Quizás el secreto más importante de y para la vida.
Algo que otros pensadores como Buda o Jesús de Nazaret ya habían anunciado.
Y algo que la biología más moderna parece estar demostrando.

Está claro que vivir la vida con amor o vivirla con miedo crea efectos
absolutamente opuestos.
Donde hay miedo no habita el amor.
Pero si el amor se hace dueño del pensamiento, el miedo desaparece.

El hecho de pensar de una u otra manera afecta a nuestro estado biológico;
es el EFECTO DEL CREER.
En el que la mente afecta al estado de nuestro organismo.

En medicina se sabe de la importancia del llamado efecto placebo,
bajo el cual las personas mejoran sólo por el hecho de creer, de forma engañada,
que están tomando una determinada medicación.
Todos hemos oído hablar de múltiples historias relacionadas con este efecto;
muchas de ellas descritas en la literatura médica y científica.
Pensamiento positivo puesto a nuestro servicio,
creencia habilitadora de que un determinado tratamiento me está haciendo efecto
hace que me empiece a sentir mejor e incluso en muchos casos a curar.

De la misma forma existe el efecto nocebo;
pensamientos destructivos, creencias negativas que nos hacen mucho daño,
nos predisponen para lo peor, se ponen al servicio de hacernos que lo pasemos mal
e incluso, también está demostrado, de perjudicar nuestra salud.

Una diseñadora de California, Janis Schonfeld, tomó parte en un ensayo clínico
para demostrar la eficacia del antidepresivo Effexor.
Se quedó asombrada al descubrir que había estado tomando durante mucho tiempo
un placebo y que la píldora de azúcar no sólo había eliminado por completo su depresión que padecía desde más de 30 años, sino que el escáner desvelaba que la actividad de su corteza prefrontal cerebral había aumentado de forma considerable, (Leuchter et al, 2002).

Por el contrario cuenta el doctor Clifton Meador que en 1974 tuvo un paciente al que
le diagnosticó un cáncer de esófago, enfermedad que en esos años se consideraba
incurable. Y que así se lo transmitió a su paciente, el Sr. Londe, un vendedor
de zapatos ya jubilado.
Londe murió unas semanas después de conocer el diagnóstico.
Desde que conoció su enfermedad a todos sus conocidos les dijo que se iba a morir, que así se lo habían dicho sus médicos y que ya le quedaban pocos días de vida.
Cuando murió se le hizo una autopsia y no se encontró jamás el motivo de su muerte.
El cáncer había sido un falso diagnóstico o había remitido en poco tiempo,
algo muy improbable para la ciencia.
La realidad para Londe es que se moría de cáncer; que el cáncer que ya no tenía lo estaba matando.
¡Y lo mató!

Cuando la mente cambia
afecta por completo a la biología

Si los pensamientos positivos te pueden ayudar a salir más fácilmente de una
depresión o a vivir de una forma más amable una enfermedad,
los pensamientos negativos harán el efecto contrario
si son ellos los que se apoderan de tu mente.

Ambos tipos de pensamiento residen en el lenguaje.
En cómo te hablas. En cómo te hablan.
En lo que nos dicen y en lo que nos decimos.

Vulgarmente diríamos: depende del cristal con el que miremos.
Y depende del pensamiento con el que pensemos.

Es una cuestión de elección.
Disponemos del poder de elegir nuestros pensamientos.
Esta es la verdadera y gran libertad del ser humano.


Muchos biólogos están trabajando en el área de los descubrimientos en Epigenética.
Intentando demostrar la relación existente entre mente y biología.
Observando como el entorno modifica la respuesta biológica y no sólo los genes como
la ciencia más clásica había dicho siempre.

Se están realizando estudios con células endoteliales clonadas donde se puede ver cómo
estas células cambian su comportamiento dependiendo de los estímulos externos recibidos.
Por ello cuando se les suministra nutrientes se juntan y se abren como si de unos brazos
se tratase. Al contrario si se les predispone un ambiente tóxico lo que hacen es huir.
Este comportamiento es previsible, lo verdaderamente novedoso es que el control
de la huida o de la afinidad por lo que en el ambiente ocurre no se produce en el núcleo
celular, en el ADN, sino en la membrana de la célula.
Se ha descubierto que los receptores de la membrana disponen de dos tipos
de complejos de "alarma", los llamados H1 y los H2 que reaccionan ante la histamina.
Cuando se activan los H1 desencadenan respuestas de protección, como la huida.
Cuando se activan los H2 desencadenan respuestas llamadas de crecimiento.

Cambiemos de la célula a un organismo complejo: las personas.
También se ha descubierto que la molécula de adrenalina, como ocurre con la histamina en espacios celulares, desencadena una respuesta general en el organismo y
que dispone de dos tipos de recpetores, los llamados alfa y los beta.
Los receptores de la adrenalina desencadenan exactamente los mismos comportamientos
que los receptores de la histamina.

Cuando el receptor alfa-adrenérgico es el presente desencadena un efecto de protección,
como por ejemplo el predisponernos para la huida.
Se alimenta del miedo !!!!
Cuando es el receptor beta-adrenérgico el presente la misma molécula de adrenalina
desencadena una respuesta llamada adaptativa, de crecimiento o desarrollo.

Esto mismo que ocurre con la adrenalina, se está demostrando con todas
las hormonas que controlan los diferentes estados orgánicos.

Y ¿quién es el responsable de la liberación de unas respuestas u otras?
¿Qué papel juegan los pensamientos en ello?
Unión mente-biología, energía-materia, algo apasionante para que la ciencia siga
investigando en los próximos años.

Lo que si podemos avanzar, y ya parece estar demostrado, es que todas nuestras respuestas, de una forma u otra, están marcadas por el entorno en el que se
producen.
Están de alguna forma etiquetadas por la forma en cómo
observamos (=percibimos) ese entorno.
Si lo percibimos como negativo, se producen una serie de respuestas
de protección, pero si el mismo entorno lo percibimos como positivo lo que se
producirán son respuestas de crecimiento adaptativo al entorno observado.

La forma de percibir el entorno está marcada no sólo por la propia realidad observada
desde la subjetividad, sino también por nuestro pasado, por las experiencias vividas,
por el conocimiento, por la previsión que hacemos del futuro, por ...
Es decir por todo un complejo sistema de creencias.
Sistema que a su vez se va alimentando de las nuevas percepciones y de cómo las vivimos y las fijamos en nuestra mente.

Un ejemplo:
Si vemos una serpiente y siempre hemos pensado que son venenosas y que
no se pueden tocar, la respuesta nuestra será de huida, de pensar en mala suerte,
de ni acercarnos, de poder incluso imaginarnos envenenados por su maléfico veneno.
En general las respuestas serán de miedo.
Esto es el miedo tóxico un sentimiento real basado en una fantasía.

Pero en el mismo caso qué pasaría si nosotros somos herpetólogos.
Si nos encantan las serpientes.
Si sabemos que sólo un 4% de las especies de serpientes son venenosas.
Si podemos distinguir a la serpiente que tenemos delante, saber si tiene veneno o no,
si nos puede hacer daño o sólo quiere jugar con nosotros.
En ese caso aparecerá una atracción especial por el bicho.
No huiremos salvo que estemos en peligro real. No aparecerá el miedo.
En todo caso, aparecerá el amor por las serpientes.

Diferente percepción de una misma realidad.
Diferente lenguaje interior.
Diferentes creencias, producto de la experiencia, del conocimiento, de ...
Diferente comportamiento.

Recuerda:

donde hay amor no hay miedo;
donde hay miedo el amor no está presente

Podemos vivir mucho más conscientemente.
Evaluar, enjuiciar con mucha más consciencia y sabiduría el entorno,
la realidad que nos rodea, valorar con más detalle nuestras creencias,
medir si nos habilitan o nos deshabilitan,
si son generadoras de amor o de miedo,
si estamos eligiendo nuestro pensamiento con libertad,
con amor o con miedo.

Ahora bien, par que algo cambie a nuestro alrededor
¿es suficiente con pensar en positivo?
¡Sabemos que no!
No lo podremos cambiar con nuestra manera de pensar.
Ese no es el mensaje...

Un pensamiento positivo lo que nos ayudará es a observar la realidad de una determinada manera, aceptando incluso aquello que nos pueda afectar de manera
muy negativa y aún entendiendo que no puedo ejercer ningún cambio,
frente a realidades que no puedo alinear a mi servicio.

Es lo más difícil:
poner el pensamiento positivo a favor de la realidad dañina.

Debemos estar preparados para saber que estaremos sometidos
a situaciones que formarán parte de un entorno sobre el que muchas veces no podremos actuar, que estará fuera de nuestro alcance,
sobre el que no tendremos posibilidad de cambiar, de influenciar.
Entornos como la familia en la que hemos nacido, las enfermedades que nos llegarán, las decisiones de la comunidad, la política, las crisis globales, y un largo etcétera...

Incluso en estos casos, los pensamientos positivos son un imperativo necesario
para que la vida fluya y para vivirla más saludablemente.
Nos ayudarán a sentirnos mejor incluso frente a esas otras realidades sobre las que no podemos influir.

Empezamos el post con una cita de Gandhi en la que nos anunciaba
que las creencias son las responsables finales de nuestros comportamientos
creando así nuestro destino.
Pero qué pasaría si la ciencia llega a demostrar que también es al revés.
Es decir, que repitiendo comportamientos conscientemente
fuésemos capaces de crear nuevas creencias.
Antonio Damasio y otros autores están trabajando en esto...

Dicho de otra forma:
El esfuerzo dedicado en trabajar un nuevo hábito nos hará cambiar
y a su vez nos ayudará a crear una nueva despensa de creencias habilitadoras
sobre las que mejorar nuestra propia vida.

No te olvides
en este nuevo o
de este viejo secreto