No podemos pasar la vida huyendo

Huyendo de todo aquello que nos asusta, que no encaja dentro de lo esperado.
Esto es un modelo reflejo condicionado de autoengaño
que sólo nos sitúa en zona de excusas, nos hace perder energía,
nos descentra del problema real,
no nos ayuda a gestionar bien la aceptación de lo que no está bajo nuestro control,
nos coloca frente al victimismo injustificado,
no aceptar el dolor necesario para avanzar, y convierte lo incierto en paralizante.

Solemos quejarnos diciendo:
¡No es justo!

No es justo que un terremoto destroce la ciudad...
No es justo que ahora en vacaciones, llueva todos los días.
No es justo que me haya tocado este profesor este año.
No es justo que siempre me toque a mi el ...
No es justo que el golpe con el coche me lo haya llevado yo porque ...
No es justo este incendio
No es justo que ya no me quiera
No es justo...


¿Por qué no es justo?
Sólo porque parece haber sucedido, o porque esperamos que suceda,
contra mi, lo mío o los míos.
¿Contra mi?
¿O sólo porque se trata de algo que sucede sin poder ser controlado por mi?

Cuando nos quedamos en el pensamiento de lo que es o no es justo, no avanzamos.
Añadimos ingredientes de malestar, pero no conseguimos nada más.
Nada nuevo sucede con sólo la queja.
Más bien nos añade un problema nuevo a lo que ya he considerado como injusto:
el problema de pensar que nada puedo hacer para resolverlo,
que no está en mi mano cambiar nada, que me supera, que se me escapa,
y que el universo está contra uno mismo.

No estoy en contra de la queja, pero prefiero el reclamo.
La queja con reclamo es eficiente,
la queja tan sólo con queja es una huida del problema, una salida sin propuesta.
El reclamo, por el contrario, es un planteamiento de mejora, de aprendizaje.
Reclamar es busca una salida.

Desde esta posición de queja con propuesta comprenderemos y aceptaremos
que podemos ser vulnerables ante muchas circunstancias
que se nos escapan de nuestro control, pero que también somos fuertes
y estamos preparados para crear soluciones, para orientar nuestra intención
en la búsqueda de una nueva opción, de una alternativa nueva.

Los problemas, cotidianos o no, son parte de nuestra vida.
No vale la pena huir de ellos.
Huir nos hace más débiles.
Si en algún momento te toca sufrir, no te asustes, no te rindas,
vive ese momento, no intentes escapar porque no llegarías a ningún sitio.
Vivir desde la proposición de propuestas ante los hechos que la vida
te va mostrando y no desde la queja hace que no te rindas jamás.

Te cambio
PROTESTA x PROPUESTA