El universo que nos rodea quiere darnos todo, ponerlo disponible, a nuestro servicio.
Sin embargo opino que no tenemos acceso a ello o se nos antoja dificultoso
porque cometemos el error de intentar encajarlo dentro de nuestros propios límites.

Son nuestros propios límites, y en una segunda derivada, el miedo
que estos mismos límites nos provocan, lo que no nos permite
expandir nuestros conocimientos, hacer reales nuestras pasiones,
vivir con más plenitud.

Lo explico con una historia del mundo zen:

El maestro cuando despertó aquella mañana decidió ir a pescar.
Fue al embarcadero, se sentó, sacó su sedal de pesca y lo lanzó al agua.
En el embarcadero había otro pescador
que parecía estaba pescando muchos peces.
Este segundo pescador cada vez que sacaba un pez lo medía con un medidor,
guardando unos cuantos y otros los devolvía al agua.

El maestro, después de observar por un rato el comportamiento del pescador,
le preguntó:

"¿Qué ocurre?
¿Por qué estás lanzando algunos peces de vuelta al agua?”

A lo que el pescador contestó:

“Tengo una sartén de tan sólo 20 centímetros en mi casa.
Sólo guardo los peces que no superan esta medida.
El resto de peces no me sirve”

Y así nos pasamos a veces la vida, intentando encajar “los peces” en nuestra “sartén”.
Es decir, todo aquello que no nos encaja, que no nos da nuestra medida,
lo despreciamos o lo apartamos porque pensamos
que no sabremos o podremos hacer uso de ello.

Me pregunto:
¿Podríamos intentar, luchar por cambiar la sartén?
O dicho de otra forma:

¿Por qué no podemos intentar
cambiar nuestros límites?

Podremos conseguir más en nuestra vida cuando nosotros mismos nos
demos el permiso de convertimos en más,
superando los obstáculos que nos hacen más grande,
cuando crecemos, cuando nos transformamos, cuando estamos abiertos a cambiar,
cuando nos convertimos en exploradores de lo nuevo,
cuando hacemos grande nuestro pensamiento,
y siempre desde la humildad y el aprendizaje continúo.


NO LIMITS
¡ATRÉVETE!