Me quedo con la acción versus la reacción.
Y no es que no defienda que, en ocasiones, es necesario reaccionar...
¡ Por supuesto que sí !


Reaccionar es dar respuesta a algo que ya ha sucedido.
Responder a un estímulo. A algo externo.


Accionar es activar, poner en marcha desde la decisión consciente 
anticipándonos al estímulo. 
Al accionar vamos por delante.


La acción nace de una decisión proactiva, 
sin embargo la reacción es la respuesta a algo que, desde fuera, nos activó, 
incluso aunque no hayamos decidido que así fuera.


La acción es un producto resultado de la consciencia y la elección.
La reaccionar no siempre es una decisión.
En ocasiones es una explosión emocional.
La acción se planifica y controla.
La reacción aparece, con frecuencia, sin pensar, como vómito,
instantánea, sin reflexión previa, abrupta, como defensa, ...


Invito a pensar que ante la reacción es necesario tener, 
y a veces accionar, un botón de pausa.
Parar, pensar, decidir y actuar.
Es entonces cuando una reacción se convierte en acción.
No es sólo un juego de palabras. No es sólo léxico.


Por ejemplo, cuando me provocan, me enojo.
Enojarse es natural.
El botón de pausa nos ayuda no a reprimir el enojo,
pero si las posibles respuestas del mismo, como la ira o la expresión de rabia.
Resistirse a una respuesta emocional no es reprimirse.
Decidir como actuar ante mi propio enojo, no es reprimirlo.
Reaccionar sería dar rienda suelta a la emoción; 
en ocasiones de forma inconsciente.


Accionar es decidir como quiero responder.
Puedo actuar con rabia porque así lo decido 
o puedo ir a dar un paseo y elegir hablar desde la calma.
Las dos opciones son válidas como respuesta. 
La clave: se puede elegir.


Sólo necesitarás 
un cuarto de segundo 
para tocar el 
botón de pausa