La vida gira y gira, ...y sigue girando

El secreto para hacer algo, nuevo o no, es empezar.
Y el secreto para empezar algo, nuevo o no, es no dejarlo para después, sino hacerlo.
Así se cierra el círculo.
Y así es la vida: un círculo que no deja de girar y girar.

Evitar la postergación es fundamental para acercarnos a la felicidad.
Dejar para después, para mañana, es provocar vacíos entre lo deseado y lo realizado.

Las personas hemos sido educados para vivir bajo tres ideas que parecerían básicas:

SEGURIDAD+CONTROL+CERTEZA

Tres formas diferentes de decir lo mismo: huir del riesgo.
¡¡¡ Pero esto es imposible !!!
La vida es insegura, se descontrola donde menos lo esperas
y es totalmente incierta, ya incluso antes de nacer.
Vivir es estar en continuo riesgo. Y esto es lo que hace interesante la vida.

Huimos del riesgo porque intentamos evitar la sensación de pérdida.
No nos gusta perder. Tenemos aversión a la pérdida.
Pérdida, y su emoción la tristeza, parecería lo más urgente a evitar.
Un extraño error y un gasto de energía absurdo y estúpido.
Se trata del miedo tóxico más potente que nos persigue en cualquiera de sus formas:
pérdida, apego, sentido de me pertenece, huida del riesgo, evitación, ...
Verdaderos ataques contra la línea de flotación de la felicidad.
Todo cambia cuando nos damos cuenta que realmente no tenemos nada que perder.
Y que precisamente lo que más perdemos es lo que más intentamos retener.

Steve Jobs nos lo recordaba en el 2005 de una forma muy sencilla
en su famoso discurso en la Universidad de Stanford:

"Recordar que vas a morir
es la mejor forma que conozco
para evitar la trampa
de pensar que tienes algo que perder"

Es una forma muy válida de hacernos ver que todo acabará para todos
de la misma forma, igual, perdiendo eso que más nos parece importar:

LA VIDA

Lo único seguro que sabemos es que un día moriremos.
Por eso es necesario recuperar siempre las ganas de aprender.
Mantener el espíritu de eterno aprendiz.
Y por esto también es bueno recordar cada día la importancia y el valor
que debemos conceder a las pequeñas cosas que nos acompañan,
que hacen nuestra vida única.

Re-descubrir el sabor de lo cotidiano:
de esa música que te hace tilín, de un beso al atardecer, de su mirada,
del paseo a la orilla del mar, del libro o la película que te hace llorar,
de la noche cálida cuando llega el verano, de ...
Disfrutar la vida porque es un precioso regalo.

Y vivirla sabiendo que no podemos no asumir riesgo.
Y que el riesgo es el mejor, quizás el único, camino hacia "el éxito".
La seguridad es una falacia de la mente.
El riesgo es lo real.
El riesgo no es fracaso.
El fracaso es la visión anticipada de un riesgo aún no asumido. No intentado.

Cada vez más me doy cuenta del impacto que nos provoca la actitud
con la que nos enfrentamos a todo en nuestra vida.

Los verdaderos líderes y personajes, históricos y actuales, conocidos o desconocidos
son personas que siempre, a lo largo de toda su vida se arriesgaron.
Picasso, Dali, Jobs, Jesucristo, Dylan, Mozart, Gandhi, ...
(Completa la lista como más te guste.
Añade a esos vecinos, colegas, amigos, desconocidos que se han arriesgado
hayan ganado o perdido, ...).

Uno de los secretos más importantes para asumir riesgo es preguntarte
cuánto te importa eso por lo que debes asumir riesgo.
Si detrás hay mucha pasión, balancea la oportunidad
con la balanza del corazón y también con la del cerebro
y si te sale positiva, inténtalo.
Asume el riesgo. Valdrá la pena.
La pasión no te garantiza el éxito, pero ayuda mucho.
Como todo en la vida, careces de garantías, pero habrá merecido la pena intentarlo,
luchar por ello.

Si te sale bien, tendrás motivos y experiencias suficientes para volver
a seguir viviendo con riesgo.
Y si no te sale bien, aprende de ello. Vuelve a levantarte. Inténtalo más veces.
No tengas miedo de volver a empezar.
Recuerda el valor del círculo que gira y gira.
Ya lo dijimos unos párrafos más arriba; así empezábamos:

El secreto de hacer algo,
nuevo o no,
es empezar