Caminamos dormidos.
Leemos dormidos.
Cuidamos de nuestros hijos dormidos.
Hablamos y compartimos con los demás dormidos.
Comemos dormidos.
Vivimos dormidos.
Y morimos dormidos.
...
Ya es hora de despertar.

No nos damos cuenta y mucho de nuestro tiempo lo pasamos dormidos.
La mayor parte de las personas vivimos dormidos.
Inconscientemente ocupados y preocupados.
Y así nos perdemos la belleza que nos rodea, los instantes que conforman el vivir,
el encanto de estar vivos, el aquí y ahora, el disfrute del presente,
y nuestra propia existencia.
Debemos hacer uso con más fuerza de la inteligencia más potente que tienen
todos los seres: la inteligencia espiritual.
Nos permitirá estar más despiertos...

El origen de la palabra espiritualidad es latino, viene de spiritus,
que significa "aliento".
Y, según la historia y las religiones, hace referencia también a lo que te mantiene vivo
una vez tu cuerpo está muerto. ... Siempre queda el espíritu, el alma.

A mi me gusta el significado que le da el idioma inglés a esta palabra.
Espiritualidad, en este caso, significa

DESPERTAR

En inglés "Awake", de origen antiguo "wacan"
= vigilar, estar despierto ante las circunstancias.

Despertar es poner la consciencia a tu servicio.
Despertar es impedir que gane la mente que ya "lo sabe todo".
Que juzga y juzga, y juzga, ...
Espiritualidad no es una religión, aunque todas las religiones hablen de ella.
No es devoción. No es adoración.
Es despertar !!!
Y despertar requiere de atención, de esfuerzo, de energía, ...
por ello es desagradable en muchas ocasiones, incómodo.

Recuerdo este proverbio indio:

"la naturaleza de la lluvia es la misma,
pero hace que crezcan pinchos en los pantanos
y flores en los jardines"

¿De quién depende?
¿De la lluvia?

¡despierta!

Se nos ha enseñado a poner nuestra felicidad en lo que nos rodea.
En las cosas que queremos conseguir o no perder.
En las personas en las que nos apoyamos, con las que trabajamos, en los amigos,
a las que amamos, ...
En lo que somos profesionalmente, o en lo que nos gustaría ser.
Se nos ha enseñado a poner nuestra felicidad en manos de otros, de otras cosas.
No somos capaces de concebir la felicidad sin ellas.
Vivimos bajo la carpa circense de una gran parodia. De un hipnotismo compartido.

Por eso necesitamos revisar la idea de lo espiritual. Recuperarlo.
Para no crear confusiones, diré que no me refiero a renunciar a todo ello.
Renunciar no es la solución.
Cuando renuncias a algo que deseas te quedas atado a ello para siempre.
Me refiero a vivir una vida sencilla y sobre todo más consciente.
Entre otras, para los budistas, espiritualidad significa liberarte del samsara,
de las ilusiones que viven
con nosotros como si fueran realidad.

La ilusión entendida como pasión, como entusiasmo me encanta.
He escrito sobre ello. Lo predico cada día.
Pero aquí me refiero a la que está más cerca del ilusionismo
y que no nos permite ver la verdad.

La inteligencia espiritual es la que te permite cuestionar tus creencias,
desprenderte de lo que te sobra, de lo que te hace infeliz, pasar página,
escuchar lo nuevo, enriquecerlo y enriquecerte, crear, imaginar, asombrarte cada día,
re-nacer, vivir con mente de aprendiz, ser flexible, visionario, intuitivo,
observar el entorno y comprenderlo, observarte a ti mismo,
... VIVIR DESPIERTO.

Vivir despierto implica observar todas las cosas externas e internas que puedas.
Una buena técnica para ello, (no es más que una técnica), es observarlas
como si le estuvieran ocurriendo a otra persona.
Sí, eso es, ...no tienes que personalizar lo que te está ocurriendo a ti
o en tu punto de observación. Salir de la realidad creada por ti mismo.
Mirar como si no tuvieras conexión con ello es una buena forma de comprender
la vida en modo despierto.

Un ejemplo aunque parezca descabellado y no sea el motivo de este post
es el que utiliza A. De Mello cuando nos habla de la ansiedad:

"No sufres ansiedad nunca. Te identificas con ella.
Parece lo mismo. No lo es.
Cuando dices -tengo ansiedad; estoy sufriendo de ansiedad- No es cierto.
Tu mente te está engañando.
Si quieres ser exacto deberías decirte:
-Ahora mismo estoy experimentando ansiedad-
Tu no puedes decir -estoy deprimido-, tú no eres la depresión
Es un extraño truco de la mente. Una ilusión. Te engaña.
No te deja ser consciente de ello".

A. De Mello lo cuenta bien cuando lo compara con las nubes que vienen y van.
Algunas son negras y otras son blancas.
No permanecen.
Algunas son grandes y otras pequeñas. Tampoco permanecen.
Si seguimos su analogía, tú serías el cielo, que no se va. Las nubes sí.
El cielo observa las nubes.
Tu debes vivirlo como un observador, creador de nubes, que elige.
Y que es consciente que vienen y van...

La vida es magia.
Hoy lo he sentido así, cuando estaba escribiendo este post,
me ha llegado de regalo un libro enviado por mi amigo Alfredo,
auto-llamado "El Nómada".
Alfredo es conocedor de la India, viajero, soñador,
colaborador de algunos proyectos de mi empresa, empresario del alma,
experto en meditación, y ...
(Recomiendo su blog y sus post en historiasdelnomada.blogspot.com)
El libro que me ha enviado es el de Danah Zohar, sobre inteligencia espiritual.
¿Azar? ¿Sincronía? ¿La vida? ...

Quiero terminar este post con la historia con la que empieza el libro de Zohar:

No me interesa lo que hagas para vivir.

Quiero saber lo que ansias, y si osas soñar con lo que desea tu corazón.


No me importa la edad que tengas.

Quiero saber si te arriesgas buscando como un loco el amor, los sueños, la aventura de estar vivo.


No me interesa saber qué planetas cuadran tu luna.

Quiero saber si has oído tu corazón,

si te has abierto a la vida

o si te has contraído y cerrado de miedo a más dolor.

Quiero saber si puedes estar con alegría, mía o tuya; es lo mismo,

si puedes bailar con desenfreno y dejar que el éxtasis te llegue a la yema de los dedos

sin precaverte a ser cuidadoso, realista o a recordar las limitaciones del ser humano.


No me importa si lo que me cuentas es verdad.

Quiero saber si puedes ser fiel a ti mismo;

sin traicionar tu propia alma.

Quiero saber si puedes ver la belleza aunque no sea bonita cada día,

y si puedes ver el origen de tu vida.

Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío; es lo mismo

y ponerte a orillas de un lago y gritarle a la luna plateada: «¡Sí!»


No me importa dónde vivas o cuánto dinero tengas.

Quiero saber si después de una noche de dolor y de desesperación, abatido y magullado hasta el tuétano, puedes levantarte y ocuparte de las necesidades.


No me interesa quién eres, ni cómo llegaste aquí.

Quiero saber si te quedarás conmigo en medio del fuego y no escaparás.


No me interesa qué o dónde o con quién has estudiado.

Quiero saber qué te sostiene por dentro cuando se derrumba todo lo demás.

Yo quiero saber si puedes estar solo contigo mismo; que estar conmigo

y si realmente te gusta la compañía que tienes en los momentos vacíos.


La invitación,

inspirado por Oriah el Soñador de la Montaña,

anciano nativo americano,

mayo de 1994



¡Todo dicho!