El Campello (Alicante)


Estoy a punto de superar el medio siglo de vida.
Será en unos días. Llega mi cumpleaños.
Y es ahora cuando me siento más joven que en ningún otro momento.
Quizás sea porque no hace mucho tiempo que he empezado a vivir de verdad.

Vengo de pasear junto al mar, de mojar mis pies, la raiz que me mantiene erguido, y de verme reflejado en él.
En el espejo del agua, veía mi cara llena de nuevas arrugas y manchas que indican que el tiempo pasa y deja su huella.
Las olas van y vienen, como la vida. También va y viene.

Ahora, después de un largo paseo sintiendo el mar muy de cerca, me siento frente a este mundo virtual
a escribir algunos aprendizajes de estos 51 años vivo,
mientras escucho la música de Cullum, "Comes Love”, en su nuevo disco “Momentum”.

Os comparto reflexiones y cambios que me han traído las olas del mar.
Aprendizajes que la vida ha dejado sobre mi piel, en mi corazón abierto a este medio siglo.

Todas estas reflexiones se podrían resumir en una sola idea:

no es lo mismo...

EXISTIR 
que 
ESTAR VIVO


Algunas de las cosas que he aprendido las recojo en estos titulares y mensajes:

EL TIEMPO CORRE

Nada es permanente.
Todo desaparece.
Tampoco nuestra existencia es permanente.
Ten presente que no saldrás vivo de esta vida.
No hacer es dejar pasar. Y todo, todo, todo, se va. Todo se mueve.
Hacer lo que deseas es urgente porque sino se va. Desaparece.
Si así lo haces, te morirás una sola vez. Sino, morirás varias veces en tu propia vida.
Y no vivas de los recuerdos. Crea nuevos proyectos que te mantengan en el hoy, que te preparen para el mañana.
Lo urgente es no dejarlo para mañana.

Y yo, ahora, a mis 51 años,  sé cómo quiero usar ese tiempo que vuela, que no deja de pasar.

DECIDE

Decidir es vivir.
Si decides, tu vida la vives tú.
Pero no te engañes, decide sobre lo que de verdad quieres.
Recuerda que el peor ciego es el que no quiere ver.
No te dejes llevar por otros: la familia, los amigos, los clientes, la empresa, las religiones,
la teoría de la vida para no ser vivida, lo material, lo espiritual,
esas herramientas y programas que haces para sentirte vivo pero a la vez te matan ...
No te amoldes a vivir con lo que otros desean. Ser responsable es elegir caminos para ti,
aún asumiendo errores, equivocándote.
Quítate las máscaras que te mantienen detrás de lo que no quieres.
Sal de ahí.
Decide seguir adelante eligiendo bajo el estímulo que marca el camino del corazón.
Decidir te hace sentir libre.
Decidir desde tu pensamiento atento y consciente te hace vivir libre.

“El mundo entero se aparta cuando pasa una persona que sabe a dónde va”,
decía Saint Exupéry.
Elegir es empezar a conseguir tus metas.

Y yo, ahora, a mis 51 años, he aprendido a elegir con el corazón y sin máscaras;
y ya sé quien quiero ser.


RE-DESCUBRETE

No dejes de sorprenderte a ti mismo.
Date la oportunidad de cambiar. Cuestiónate tu estatus siempre.
Re-inventate.
Siempre puedes.
¡Nunca es tarde!
Huye de las interpretaciones y juicios ya elaborados en el pasado.
Date la oportunidad de vivir la vida vista desde el otro lado.
El “otro lado” existe. Búscalo. Ve hacía allí.
Explora nuevos territorios.
Enfréntate a los obstáculos que no te dejaron llegar. A los miedos que te paralizaron.
A las creencias que te des-habilitaron.
Comprende y acepta tus carencias, muestra tu vulnerabilidad,
porque eso te hará más fuerte en el recorrido del nuevo camino.
Re-educa tus inseguridades.
¡Se puede!
Mantén una mente eterna de aprendiz.
Aprende a saber que no sabes nada. Que la única verdadera certeza es que la vida es incierta.
Disfrútala así, bajo la incertidumbre creadora de múltiples alternativas, todas para ser vividas.

Yo, ahora, a mis 51 años, he descubierto qué significa eso de ser uno mismo.
Me he matriculado en “humanidades”, en la universidad de la vida.


VIVIR ES VIVIR

Y nada más...
No es producir para consumir.
Y seguir consumiendo para seguir produciendo.
Eso no es vivir. Es un error producto del entorno creado. No pertenece a la verdadera vida.
Llegar alto no es crecer.
La vida no pertenece al dinero, ni a las posesiones, ni a los posiciones en el trabajo, ni a los méritos,
ni a los títulos, ni siquiera a los conocimientos.
Ya sabes la ley fundamental de la Basicoterapia:
La vida está para ser vivida.

Yo, ahora, a mis 51 años, huyo de vivir en el corto plazo y también en el largo plazo.
No creo en los plazos. Te mantienen engañado.
Me quedo con el Aquí y Ahora.


ABUNDANCIA

Deberíamos usar mucho más la ternura como arma para relacionarnos con los demás.
Abrete una cuenta corriente en el banco de la ternura.
Verás como todo lo demás llega.
Esa es la verdadera abundancia.
La ternura te permite ser humilde.
Te permite comprender a los demás. Ponerte en la piel del otro. Abrirte a la escucha.
Y aprovechar lo más sencillo que la vida pone ante ti.
Busca la verdadera abundancia en el amor.
Te alejará del miedo tóxico, de eso que llamamos temor.
Y es ahí donde reside uno de los más importantes secretos de la vida: alejarse del miedo.
Miedo hay que tener sólo al propio miedo.


Yo, ahora, a mis 51 años, sé que voy a dejar de estar ausente con aquellos 
con los que quiero compartir mi tiempo, sus abrazos, los besos, ...
Ahí haré uso de mi ternura. Entregando todo mi amor.
Y dejo lejos de mi el miedo al fracaso, el miedo a qué dirán, el miedo a los otros, el miedo a ...



COHERENCIA

Estar comprometido con lo que sientes desde tu verdadero ser es cumplir con tus expectativas.
Es vivir en el camino de la felicidad.
Persiguiendo esa Ítaca a la que nunca se llega, pero que tanto se aprende por el camino.
Al ser coherente lo que de verdad “le pides“ a la vida, te llegará.
Al ser coherente cambiarás el exigir por el dar.
Y también tendrás la fuerza que necesitas para pedir eso que quieres para ti.
Si eres coherente estarás comprometido con el amor.
Ser coherente te ayudará a entender que nada está escrito ni predeterminado.
De hecho, la excusa humana más cobarde, en cualquiera de sus formas,
es culpar al destino. Que las cosas ya están escritas es una forma de no asumir responsabilidad,
de vivir bajo el paraguas de la incoherencia.
Ser coherente te hará saber que de nada te van a servir las emociones asociadas al recuerdo,
al pasado sobre el que ya no puedes intervenir.
Por lo que de nada sirve el estado de culpa ni el de arrepentimiento.
Sólo son dragones que escupen un falso fuego que te lleva al conflicto contigo mismo.
La coherencia también te ayudará a no generar preocupaciones inútiles que te conecten con el futuro.
El futuro no ha llegado. No ha sucedido. No lo veas bajo el estigma de la preocupación porque te parará.
La coherencia te ayuda a desprenderte del pasado y del futuro.
Te centra en lo que tienes. En lo que eres. En el presente.

Yo, ahora, a mis 51 años, sé que he perdido algunas cosas, de las más importantes de mi vida, por mi incoherencia.
Pero también sé que hoy he aprendido a usar mi esencia más verdadera
y a recuperar la coherencia con el presente para así sentirme más fuerte.


Que fantástica se hace la vida cuando tomas consciencia de algunas de estas cosas...
La vida se convierte en la más asombrosas experiencia:

LA DE SENTIRTE VIVO

Empiezo ahora, en este camino hacia la segunda mitad de mi siglo, a cambiar el mundo, cambiándome a mi mismo.
Viajando en la dirección que tanto deseo.

Con todo esto en la mochila de mis 51 años, me digo

¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Porque ahora me siento más vivo que nunca jamás.
Mucho más humano.
Mucho más persona.

He dejado ya de gastar toneladas de energía en conseguir que me quieran,
para empezar a gastar las mismas toneladas de energía en querer, en ponerme al servicio de los otros.
De todos los que se acercan a mi, de las personas que quiero.
Y también he aprendido a decir “no” y a desapegarme de las personas que me provocan toxicidad.

Y me siento agradecido por todo lo que soy, lo que tengo y por todos los que me acompañan.
Estoy en paz y también agradecido con todos los que ahora ya no forman parte de mi vida
pero en algún momento me prestaron su luz.
¡GRACIAS!

Y así me siento joven, vivo, renovado, ...
a pesar de las arrugas de mi cara que reflejaba el agua del mar.

Y ya no me pregunto ¿quien soy? , sino

¿ PARA QUÉ VIVO ?