Ha sido un bonito domingo. Día de playa. Sabor a sal.
Comida italiana, vino fresco burbujeante. Tarde deportiva. Relax.

Ahora, sentado frente al mar, ya anocheciendo veo la luna en el horizonte, está casi llena.
Mañana se completará. Y nosotros, ¿nos completaremos mañana?

La luna tiene dos caras. Como nosotros, tenemos dos caras: Dr. Jekyll y Mr Hyde.

Una representa lo que somos realmente 
y la otra lo que interpretamos que somos.

Muchas veces me dicen que soy afortunado.
Que tengo una maravillosa familia. Unas hijas estupendas. Que tengo éxito en mi trabajo.
Que miles de personas escuchan mis cursos, mis conferencias. Que viajo por todo el mundo.
Incluso que he escrito algún libro y que me han publicado algún artículo en revistas de prestigio.
Que tengo muchos amigos aquí y allá. Que me quieren. Que amo, ...
Razones tanto emocionales como lógicas para sentirse muy bien, alegre con la vida.
Sí, siendo coherente con lo que soy y vivo, creo que soy afortunado.

No me mal-interpretéis todas estas cosas son estupendas,
pero, con frecuencia, siento que algo me falta, algo que habita en la otra cara de mi luna.
¿Qué necesita mi Mr Hyde? ¿Quién es? ¿Qué quiere?

Hoy, escuchando las conversaciones de la gente junto a mi en la playa, y más tarde en la terraza en la que comía;
también ahora viendo esta luna tan maravillosa, me doy cuenta que toda esa felicidad viene del exterior.
De lo que mostramos hacia afuera, como la luna que sólo nos enseña una de sus caras.
Necesitamos personas, hechos, cosas, ... que están fuera de nosotros y que son las que nos hacen sentir bien.
Por las que nos miden y nos dicen si tenemos suerte o no en este paseo por la vida.

Somos el Dr Jekyll con esa imagen que cuidamos y proyectamos hacia afuera.
Que maquillamos. Que adornamos. Que vendemos.
Y Mr. Hyde que compone nuestro verdadero ser. El yo. La esencia. Lo verdadero.

El Dr. Jekyll vive de los estímulos exteriores. Es adicto al entorno que habita y de él depende.
La razón principal de su felicidad está afuera.
Cuida la imagen que proyecta al exterior. Es la fachada.
Vive de ocuparse de hacer lo que los demás esperan de nosotros.
Representa a la primera capa del "yo", el como queremos que los demás nos vean.
No distingue la ilusión imaginada por su mente de la realidad en la que vive.

Mr Hyde se mira en su interior.
No necesita de espejos. Sabe cómo realmente es. Vive para lo que de verdad quiere.
No se distrae con el mundo exterior. Es mistico. Necesita de lo esencial de su existencia.
Es lo que de verdad nos aporta valor cuando nos ocupamos de nuestra vida.
Es lo que ocultamos de nosotros, sabiendo que a la única persona a la que no se lo podemos ocultar
es a nosotros mismos.
Es el verdadero estado del ser.

Los seres humanos vivimos en esta dualidad, como dos entidades distintas:

<< quienes aparentamos ser >>
<< quienes somos >>

¿Por qué necesitamos de los demás para saber quienes somos nosotros?

La cara visible de nuestra luna genera la imagen que damos.
Se convierte en la fachada de la personalidad.
Su identidad depende directamente del entorno.
Hace todo lo posible para ocultar lo que esconde en realidad.
De ella depende saber el coche que tenemos, los lugares a donde viajamos, la casa en la que vivimos,
el trabajo que realizamos, ...
Es quien creemos ser en relación a todo lo que nos rodea.
A veces le llamamos "triunfo" y otras "fracaso".

La cara oculta, por el contrario, esconde lo que de verdad sentimos.
Ahí está el "yo" que no mostramos.
En esta cara vive el yo real, lo que nos conecta con la máxima felicidad cuando lo alcanzamos
y también donde viven nuestros mayores temores.
En esta cara vive la incertidumbre por el futuro, la preocupación heredada del pasado,
el miedo a la muerte, lo que sentimos injusto, ...
Y todo aquello que queremos ocultar.
Habita todas nuestras experiencias y lo que de ellas hemos aprendido.
También todos los sentimientos que no queremos mostrar.
Como no podemos soportar mostrar este yo al mundo, fingimos ser otra persona.
Es nuestro Hyde particular. Vive escondido y sale sólo algunos días.

Creamos una serie de programas automáticos que funcionan ilusoriamente para no mostrar nuestra vulnerabilidad.
Creamos una identidad. Nos acostumbramos a ella.
Nos amoldamos a ella. Nos adaptamos a ella. Nos la creemos.
Nos esforzamos por mantenerla viva.
Gastamos mucha energía en ello. Nos agota. Nos produce estrés.

Quizás un día de verano como hoy, mientras contemplamos la luna casi llena sea el momento
de darle vida a nuestro Mr Hyde y expresar nuestro ser.
Permitirle salir. Sacarle de la jaula interior.
Dejarle que se divierta.

Comprender de verdad que nada ni nadie del entorno que te rodea te hará de verdad sentir mejor.
No te engañes, es una ilusión.
Sólo tú eres el verdadero protagonista de tu vida.
De los cambios que necesitas.
De lo que quieres para ti.

¡ SÓLO DE TI DEPENDE !