tiempo roto, vida rota


Sólo un elemento nos pertenece: nuestro tiempo.
O más bien, el uso que hacemos de él.
Y es a esto a lo que llamamos vivir.
Por lo que nuestra vida es lo único que realmente nos pertenece.
Y, con ella, el poder que hemos recibido al nacer para vivirla.
Todo lo demás es accesorio.

Un turista paseaba por la India cuando se encontró con un viejo sabio.
El turista se sorprendió al ver que el maestro sabio vivía en un espacio muy sencillo, 
con poco mobiliario; tan sólo una cama, una mesa y una silla.
También vestía con ropa sencilla; camisa blanca y pantalón oscuro.

“¿Dónde están tus muebles?", le preguntó el turista.

"¿Y dónde están los tuyos?", le respondió el maestro.

“¿Los míos?”, dijo sorprendido el turista.
"¡Pero si yo aquí sólo estoy de paso!”, añadió.

"Yo también", concluyo el sabio, 
"sólo estoy de paso”


Estamos de paso.
Y, quizás, no ponemos mucha atención en ello.
Nada más tenemos, y nada más nos llevaremos. Sólo el tiempo vivido.
Aún así, siendo esto algo que todos sabemos, desperdiciamos el tiempo,
lo único de lo que verdaderamente disponemos.
Hacemos un escaso e inadecuado uso de este recurso tan importante.
Nos pasamos la vida corriendo, pero sin saber muy bien a dónde vamos.
Sin darnos cuenta que lo único verdaderamente urgente es aprender a mejorar el uso del tiempo,
el cómo sacarle el máximo partido.

Tres ideas nos pueden ayudar a vivir más coherentes con el uso de nuestro tiempo.
Tres principios básicos a poner en práctica.
Tres elementos para no olvidar.

La primera idea nos la dejaba muy patente la neurocientífica Rita Levi Montalcini,
días antes de su muerte, con ciento dos años de vida.
El presidente del Instituto de Investigación Cerebral de Roma, donde Rita continuaba trabajando cada día,
le preguntó en un entrevista para la Universidad si podía hablarle de su etapa en la Universidad de Washington veinte años atrás.
A lo que Rita le respondió:

“Déjelo, por favor. 
No me interesa. 
No quiero hablar del pasado. 
No tiene valor.
Quiero hablar de lo que ahora mismo estoy haciendo.
¿Sabe? 
Es porque sólo me interesa el futuro”

Así es.
Aunque está bien, de vez en cuando, hacerse uno mismo un balance sincero y honesto,
aprender de todo lo vivido y seleccionar lo que nos vale de lo que ya no nos vale,
la realidad es que lo que sólo interesa es el futuro.
Está por hacer. Por crear.
Y es creado desde la vida en presente. Desde lo que hoy mismo estás haciendo.
Es tu hoy el que decide tu mañana.
Sólo el presente existe y es creador.
Sólo aprovechando cada momento presente, vivimos.

Vivir el tiempo 
PRESENTE, 
eso es vivirlo


La segunda idea ya nos la enseñaron Adán y Eva.
Es muy antigua, tanto como toda la historia de la humanidad.
Los primeros seres humanos, bíblicamente hablando, ya se enfrentaron a lo que estaba establecido.
Decidieron comer del árbol del bien y del mal.
Eligieron la manzana.
Es así como la Biblia nos enseña que el ser humano en ese momento se convierte en un ser consciente.
Con poder de elección. Con capacidad de decidir.

Sabemos, biológicamente hablando, que esto nos sucedió a los humanos desde que desarrollamos la corteza cerebral. El llamado tercer cerebro.
El neocortex nos concedió la capacidad de decisión.
Nos permitió cuestionar a la emoción. Cambiarla.

El uso de tu tiempo es absolutamente dependiente de este poder que la vida nos ha concedido.
El poder de la elección.
Elegir es prioriza y al priorizar descartamos y también ponemos lo prioritario
por delante de lo que no nos importa tanto.
Y además nos permite interrumpir nuestros automatismos. Cambiarlos. Buscar nuevas direcciones.
Re-inventarnos. Re-ciclarnos. Re-nacer.

Vivir sin elegir es vivir siendo un zombie. Es decir, vivir muerto.
Vivir eligiendo es crear posibilidades al futuro y dirigir el presente en el interés propio.

Vivir el tiempo
ELIGIENDO,
eso es vivirlo


La tercera idea también es antigua, una vieja conocida:
La capacidad de amar lo que hacemos.
Amar a lo que dedicamos nuestro tiempo.
Hacer uso de nuestro tiempo en aquello que nos apasiona. Que nos moviliza. Nos mueve por dentro.

Es cuando usamos nuestro tiempo para cuidarnos y para cuidar lo que amamos,
cuando nos entregamos en cuerpo y alma.
Es la magia de la vida.

Desde el amor por lo que hacemos, y desde el amor con los que compartimos el tiempo,
es decir compartimos nuestra vida, en todos sus ámbitos,
es desde donde nace la confianza, la alegría, el entusiasmo, los proyectos, la generosidad,
la responsabilidad, el compromiso, la voluntad, la humildad, ...
Desde la energía que nos da el amor por lo que hacemos,
mejoramos, avanzamos, nos desarrollamos, crecemos, ...
Y desde aquí también colaboramos en el desarrollo, en el avance, en la mejora, en el crecimiento de los otros.

Vivir el tiempo
AMANDO
eso es vivirlo


Tres ideas sencillas para 
VIVIR VIVIENDO