Ha comenzado el mes de marzo. El invierno empieza a decir adiós.
La primavera está cerca; nos lo anuncian las tardes de lluvia, el clima tan cambiante, los días más largos.
Las cuatro estaciones están de paso, se van y luego vuelven. Siempre vuelven, cada año.

Pero no todo lo que vivimos vuelve.
No todo lo que está relacionado con un determinado tiempo nuestro, vuelve.
Muchas de las cosas a las que estábamos habituados se van para siempre.
Se van personas que nos acompañaban. Se van trabajos que nos hicieron llegar hasta aquí.
Se van ideas que fueron nuestros valores y conocimiento. Se van entornos que nos dieron comodidad.

Desaparece lo certero.
Desaparece lo que parecía seguro.
Desaparece lo conocido, lo cómodo.

Quizás sea por este motivo por lo que una de las habilidades más demandadas social y profesionalmente
sea des-aprender, o lo que es lo mismo: aprender  a decir adiós, aprender a cambiar,
aprender a ir por delante de los cambios, aprender del esfuerzo obligado,
aprender a ser generador de sacudidas inesperadas,
aprender a perseguir nuevas visiones, aprender a vivir creando,
aprender a comprometerse con compromisos a mucho más corto plazo,
aprender a enfrentarnos a las críticas, aprender a estar en continuo movimiento,
aprender a salirnos del círculo, aprender a no hacer caso a las críticas que se hacen desde el visillo de la ventana,
aprender a estropear las máquinas y los procesos para crear otros.

En resumen, a vivir con coraje.

El coraje es la valentía humana para vivir plantando cara al temor.
El coraje te permite sentir el riesgo y desde ahí aprovechar su energía.
El coraje no es no tener miedo, es la conquista del miedo tóxico.
El coraje necesita de la fuerza de la voluntad, es decir de la determinación para algo. Del estar dispuesto.
El coraje es el ánimo con el que perseguimos algo a pesar de los impedimentos, de los obstáculos.
El coraje es la fuerza al servicio de los sueños. Es la energía que necesitamos para despertarlos.

La palabra coraje etimologicamente deriva del latín. De “cor”, corazón y de “kardià” , hacia adelante.
Poner tu corazón en lo que haces para así seguir hacia adelante.
¡Genial definición! Ella, por sí sola lo explica todo. No necesita más.

"Coraje es curar las cicatrices y olvidarse del ayer. 
Es vivir con preguntas. Con la duda del saber”

Así nos lo dejaba cantado Antonio Flores en su canción Coraje de vivir.

El coraje nos dispone a vivir peligrosamente feliz.
A investigar. A ser curiosos. A buscar los motivos que nos hacen movernos dentro de uno mismo.
A estar predispuestos. A lanzarnos. A avanzar. A no necesitar siempre la aprobación.
En definitiva, a vivir.

El coraje no viaja sólo. Necesita apoyarse en algunos amigos para hacerse más fuerte,
para ponerse en primera fila.

En mi opinión, los amigos de viaje más importantes son:

LA PERSEVERANCIA

No abandonar. Persistir.
Mantener esfuerzo en el tiempo para así conseguir lo soñado.
La dedicación con firmeza. La defensa mantenida de una actitud pro-activa.
La búsqueda constante de nuevos caminos, de nuevas formas.
Y, sobre todo, la constancia en la realización, en el hacer cotidiano.


LA RESILIENCIA

Capacidad para sacar partido de una adversidad. Para superarla.
La paradoja más creativa: aprovechar la incertidumbre para ser más fuerte.
Saltar los obstáculos.
Fijar la mirada en la meta y no en la barrera.
Comprender que los obstáculos son hitos de los que aprender.
No visionar ni sentir un error como una molestia, sino como algo pasajero.
Requiere de flexibilidad y apertura.
De saber compensar lo roto con lo nuevo que se está creando.


LA AMBICIÓN

Nace del deseo.
De la idea humana de conseguir logros.
Ambición no es poder en sentido sustantivado, sino poder en sentido verbal.
Es decir, es poder desde ¡podemos!
No referido al poder que da una tarjeta, bien sea de puesto profesional o de crédito.
La ambición no garantiza el éxito, pero sí te pone en el camino.
La ambición te hace que te arriesgues.
El deseo, en forma de ambición, ha sido el motor del desarrollo humano. De la evolución.
Y de la R-evolución.
La ambición te conduce al cambio. Te orienta al futuro. Crea porque te hace hacer las cosas de una forma distinta.


EL COMPROMISO

Hay muchas definiciones de compromiso.
A mi me gusta definirlo con un casi sinónimo: es estar implicado.
Estar comprometido es estar dispuesto a perder algo.
Es voluntario. Genera vinculación.
Se enriquece del entusiasmo. Del amor por lo que deseamos.
Y de la visión hacia donde dirigirnos.
El compromiso entendido como una obligación de cumplimiento con uno mismo.
Vive bajo el paraguas de la responsabilidad.


LA ALEGRÍA

Para poder así perseguir los sueños con la capacidad necesaria de interpretar la realidad de una forma inteligente.
No se trata de vivir desde el optimismo estúpido, mentalmente engañoso.
Ni de asignarle una plusvalía al pesimismo derrotador.
Se trata de cambiar los  “porque no” por los   “¿ por qué no ?”.
Es vivir la vida con una sonrisa.
Es abandonar la cara de pato injusta. No hay razones para vivir así. Hace la vida insulsa.
Es no vivir como un zombie, sin sangre.
Es abandonar el espíritu de vampiro tóxico y chupasangres.
La palabra alegría vienen del latín alicer, que significa estar vivo.
Es decir vivir la vida con ánimo.


Quizás me falten algunos otros elementos necesarios para vivir con C O R A J E.
Quizás se me hayan olvidado.
Añádelos tú. Serán bien recibidos.

Afronta el futuro con coraje.
Coraje para no paralizarte por las críticas, ni por los sabotajes.
Vengan de donde vengan. Sean su origen en otros, o provengan de tu propio diálogo interior.
Coraje para llegar donde deseas.
Coraje para vivir...

sin añoranzas del pasado, 
sin complacencia del presente,
sin miedo al futuro