Mañana de playa. Agua salada y sol.
Tarde de siesta. Despertar sin prisa.
Ausencia de reloj.
Así iba a ser el primer día del mes de agosto, lunes playero y de siesta. Relax y contemplación.
Horas para vivir haciendo sin hacer.

Pero la realidad fue otra.
A mitad de la mañana, cuando me disponía a coger mi cesto de playa, con mis toallas,
mi libro, mi libreta para anotaciones, mi clásico montblanc de color naranja, la botella de agua fría,
y buena música de chello con Yo-Yo Ma, oí un "crac" que salía de mi boca.
Un implante dental que tengo alojado en la mandíbula inferior izquierda se había soltado.
Aparentemente el tornillo que lo sostiene se había aflojado,
pero ¿y el "crac" a que era debido?

Empezarían en ese momento, en estos días de agosto y vacación, sin haberlo buscado,
y como consecuencia de un tornillo, a llegar a mi vida una serie de lecciones de verano.
Recuerda cuando niño, teníamos esos libros para hacer ejercicios en verano
y con ellos seguir aprendiendo o repasando aquello que habíamos estudiado durante el año.
Pues ahora, en mi caso, en vez de aprender con un libro, era la vida cotidiana la que me mostraba
esas lecciones de repaso, de lo aprendido durante el año.

Os cuento…

Primera anécdota ...

"La incomodidad de un tornillo en movimiento"

Pasar todo el verano con un implante en movimiento, con un tornillo suelto, es muy incómodo,
así que decidí, a eso de las 16:00 horas ir a visitar a un odontólogo.
Elegí, vía internet, una clínica de mi pueblo de verano.
Total, sólo era para apretar un tornillo. Cualquiera valía.
Mi odontólogo, el que me atiende desde hace muchos años, está en Madrid
y además en estos días está de vacaciones; su clínica está cerrada.

Una vez elegí una clínica, que vía internet tenía un bonito aspecto, llamé solicité cita
y me la dieron para esa misma tarde, una hora después de mi llamada.
Ahí empezó un "camino de cruces".

Al llegar, la odontóloga, me sentó en el sillón de los pacientes,
me pidió que le contara lo que me pasaba, y me dijo que en unos minutos me lo dejaba todo arreglado.
Cogió sus destornilladores de dentista, puso una gran luz sobre mi boca abierta,
y empezó a apretar y apretar el tornillo.
No dejaba de hacer fuerza pero no conseguía que ese tornillo dejara de estar en movimiento.
Ella me decía que no sabía que estaba pasando.
Cuando llegó lo peor, el destornillador se le escapó de la mano y se introdujo en mi garganta.
No había seguido la medida de seguridad normal, la de poner un lazo de hilo al aparato
por si se le escapa.

Empece a gritar mientras sentía sensación de ahogo.
Empece a tener sensación de vomito y a hacer fuerza por echarlo de mi garganta.
Todo duró unos segundos, quizás un minuto, hasta que lo conseguí.
Creí morir. La sensación de falta de aire era tremenda.

No consiguió apretar el tornillo.
Por el contrario, me había sacado roto ese tornillo, el que sostiene la corona dental al implante,
y a consecuencia de ello me la entregó en mano como si fuera un trofeo de su mal hacer.
Eso sí, casi me re-mata con un destornillador alojado en mi garganta.

LECCIÓN-1:

CUIDADO CON LOS
TORPES MOTIVADOS

La falta de conocimiento y de habilidad destruye el  TALENTO
Mucho más si el profesional estás motivado. En ese caso se convierte en peligroso.
Ojo, el talento se alimenta de conocimiento.

Lo esperable de este profesional era haber dicho que no sabía y haberte mandado a otro especialista.
Uno se entera, días después de lo sucedido, que cada implante tiene un tipo de tornillo
y que no se pueden apretar con cualquier destornillador de dentista,
requiere de unas herramientas muy específicas.



Segunda anécdota…

" Ufff! esto no tiene arreglo, date por jodido"

Esa misma tarde, una vez los nervios se templaron y se pasó el susto del destornillador en mi garganta,
me fui en búsqueda de otro odontólogo.
En este caso, lo elegí paseando con el coche por el centro de la ciudad.

Cuando me atendió le conté todo lo que me había pasado y le mostré mi falso molar con
una bolsita que contenía un minúsculo tornillo roto, cilindros, una tuerca, ...
Su primer gesto fue llevarse las manos a la cabeza y decir

"¿pero qué has hecho?
¿cómo te has puesto en manos de un cualquiera? 
¿cómo no se te ha ocurrido ir a un experto?"

Él, que se autocalificaba de experto, me miró mi encía
y me diagnosticó diciéndome que me diera por jodido, que ese implante estaba perdido.
Había que quitarlo, sustituirlo por otro.
El tornillo se había partido y la mitad se había quedado dentro.
Ese tornillo no se podría sacar "en la vida", según sus propias palabras.
Según él, como experto, lo mío con este implante no tenía solución.
La palabra "NO" era la que más salía de su boca.
Me recordaba ese dicho popular, extraído de las declaraciones de un conocido entrenador de fútbol:


"todo negativo, 
nada positivo"

Salí huyendo de allí. Quería sacar mi implante. Hacerme una cirugía de urgencia.

LECCIÓN-2:

HUYE DE LOS QUE BASAN 
TODO SU MENSAJE EN EL 
"NO"

No me gusta la gente, que atendiendo a su experiencia, basan todo su mensaje
en el "NO SE PUEDE".
Las personas, profesionales o no, que se asientan en el
PEOR DE LOS CASOS "ante cualquier circunstancia a lo que se enfrentan,
ya han perdido antes de ni siquiera intentarlo.




Tercera anécdota…

" Si ya lo sabía yo … "

A eso de las 18:30 horas de esa calurosa tarde de verano, decidí tirar de agenda y llamar a mi odontólogo,
aunque le fuera a fastidiar un poquito sus vacaciones.
Quería hacerle participe de lo que me estaba pasando.
Le llamé pero no me cogía el teléfono. Le mandé un sms y un whatsApp.
No me respondía, … pasaban las horas y no había respondido a mi sos.
Toda la tarde esperando su respuesta, le necesitaba como nunca, necesitaba su consejo profesional.

Empecé a tener este tipo de pensamientos:

"Este se va de vacaciones y se desconecta del todo, … joder, que morro"
"Seguro que ni mira los mensajes…"
"Si ya lo sabía yo, cuando se les necesita no dan la cara"
" Y si está de viaje en Brasil, o a bordo de un avión, ...por decir algo…".

Un largo etcétera de mensajes de este tipo llenaban mi mente.
Hasta que me di cuenta que me habían respondido al sms, decía así:

"Yo no soy odontólogo, 
ni tengo ni idea de cómo ayudarte, 
perdona!"

Joder! Toda la tarde juzgando a mi médico y resulta que tenía mal su número de teléfono.
Llamé a un amigo común y me dio su verdadero teléfono. En mi agenda había confundido un 2 con un 7.
Con el nuevo número le volví a mandar el sms.
Me contestó 5 minutos después.
Me recomendó un colega suyo en al ciudad donde yo estoy.
Odontólogo que se había formado con él, cirujano endodoncista, experto en este tipo de implantes.
Esa misma noche le llamó él mismo y me cerró una cita con el experto para el día siguiente.
Además me tranquilizó con sus palabras y me dijo que existen métodos para sacar esos tornillos rotos
que se quedan dentro de un implante.

LECCIÓN-3:

CUANDO CAMBIAS EL PENSAMIENTO 
DE MODO JUICIO 
A MODO POSIBILIDAD,
LAS SOLUCIONES APARECEN




Cuarta anécdota …

" La visita al experto"

Por la mañana temprano me recibió el experto odontólogo en su consulta.
Nada mas ver mi implante y, después de ponerle al día con todo lo sucedido,
me hizo una valoración realista de lo que pasaba.
Me dijo que no sería fácil, pero que lo íbamos a conseguir,
Me pidió que me armara de paciencia porque podría ir para largo.
Me contó diferentes técnicas que usaría.
Me tranquilizó diciendo que sería muy raro que perdiera mi implante, que lo salvaría.
Y un largo etcétera que ya podéis imaginar …

Me anestesió la encía. Y, lupa microscópica en mano y múltiples utensilios,
empezó con la primera de las técnicas que había compartido conmigo.
En menos de 20 minutos tenía el trozo de tornillo roto en su mano.

¡¡¡ WoW !!!
Como me gustan los héroes cotidianos. A estos desconocidos es a los que tendríamos que hacerles la ola.
Gente que piensa desde el  "¿qué sí puedo hacer?" .


LECCIÓN-4 
( EL SECRETO):


DISPONER DE TALENTO
CREER, MOVIENDOSE DESDE EL " SI "
CREAR ALTERNATIVAS, INNOVAR
PASAR A LA ACCIÓN


Y ya hoy, la mañana ha sido de playa. Agua salada y sol.
Y la tarde de siesta. Despertar sin prisa. Ausencia de reloj.
Día de relax y contemplación.
Día de …

HACER sin HACER