Correcaminos, beep beep

¡Todo es para ya!
Bajo esta auto-instrucción nos movemos con demasiada frecuencia.
Parecería que tenemos que vivir la vida en modo ASAP (= As soon as possible).

¿Haces casi todo con prisa?
¿Vas con prisas a todas partes?
¿Tienes que mirar el móvil cada ciertos minutos para sentirte bien?
¿Entras en facebook, twitter o tu correo cada dos por tres?
¿Rozas el pánico cuando el móvil te lo dejas en casa o lo has perdido?
¿Vives la vida como si fuera una carrera sin ser totalmente consciente de cómo usas tu tiempo?
¿Vas corriendo a ninguna parte?

La prisa no es más que un síntoma de la lucha contra el tiempo.
Piensa en esto: el tiempo es finito.
No es una variable. No es variable.
Lo que sí es absolutamente variable es lo que tu decides hacer con él.
Vivir es elegir como usar tiempo. Nada más.
Por ello el tiempo es el recurso más preciado que tenemos las personas. No somos consciente de ello.

El tiempo que pasó ya no vuelve. No podemos cambiar el pasado. Ahí quedó.
Podemos re-interpretarlo, pero no cambiarlo.
Elegir bien en qué usar el tiempo es muy importante
porque el tiempo que se malgasta está perdido para siempre.
El tiempo perdido es irrecuperable.
Tendremos otras oportunidades, pero ya no será en el mismo tiempo.
Que pena,  vivir haciendo lo que no nos gusta. Que tiempo tan mal usado.
Los momentos son únicos, no se vuelven a repetir.
Y la vida son momentos.

Lo más peligroso para dañar tu vida son los ladrones de tu tiempo.
Son vampiros que, como si de sangre se tratase, te chupan todos tus segundos.
Y, al hacerlo, no te dejan vivir la vida como deseas.
¿Por qué no te desconectas de esas personas y trabajos que no te sirven,
de esos instantes que no te inspiran nada de nada?

Interesante aprender a decir "NO" a eso que no va contigo.
Interesante aprender a no meter más cosas en el mismo tiempo disponible. Eso no es gestionarlo mejor.
Manejar bien el tiempo normalmente consiste en restar, no en sumar.
Manejar el tiempo bien es aprender a manejarnos a nosotros mismos.
Y por ende, aprender a decidir qué hacer con nuestra vida.

Busca y encuentra tiempo para ti. Y para los tuyos.
Para lo que más te divierte. Para respirar. Para amar y ser amado.
Para leer, si es lo que te gusta. O para hacer deporte. O para pensar. O para charlar con amigos.
O para … Tiempo para ti. Para reunirte contigo mismo. Para cuidarte.
No digas "no puedo"  a todo lo que tanto deseas justificándolo con que no tienes tiempo.
No te engañes a ti mismo. Es como una trampa jugando al solitario.
Busca tiempo especialmente para no hacer nada porque ese tiempo te permitirá hacer mejor el resto de cosas.

Y si empezásemos a pensar que hacer muchas cosas, estar muy ocupado,
es poner en el escaparate de nuestra vida no que somos una persona de éxito, sino de fracaso.
La eficiencia o la productividad no están directamente relacionadas con el uso de más tiempo.
A veces sí, a veces no.
Estar muy ocupado es un error existencial.
Los agobiados por falta de tiempo sufren. Y hacen sufrir a todos los de su alrededor.
Hacer lo importante hace que lo que sólo era urgente se disuelva.
¿Por qué no hacer más por lo que cuenta y menos por lo que no cuenta?
Que bueno poder priorizar de verdad, no hacer muchas tareas a la vez.
Una detrás de otra… Estando presente de verdad en todas ellas.
Desestimar, quitar temporalmente eliminar para siempre, reducir, evitar, delegar, …,
son verbos que nos ayudarán a ser más felices.
Se trata de ser el manager de tu tiempo.
De ser el director de tu vida.

Así que, llegados a este punto, mientras escucho a Sting su concierto Live in Berlín,
miro y achucho con leña la chimenea, contesto al teléfono y escribo este post,
me doy cuenta que debo aprender, y mucho, de lo que hoy aquí cuento.
Estoy en fase de aprendizaje, por lo que decido apagar la música
y dejar la chimenea que siga su curso propio.
Apagar el ordenador. Poner el teléfono en silencio. Servirme un vino tinto.
Y así concentrarme ahora en lo único que me importa, en no hacer

NADA 
de
N A D A