Hoja seca, cogida un día de invierno cualquiera...
Perfecta en su imperfección


La neurobióloga italiana Rita Montalchini, premio Nobel de ciencias,
nos explicaba, en su conocido libro "Las ventajas de la imperfección",
que es la imperfección y no la perfección el motor fundamental
de la evolución y la supervivencia de las especies.
Vivir comprendiendo el valor que nos da lo imperfecto nos hace más fuertes.

El concepto  Wabi Sabi nos lo enseña muy bien.

Wabi Sabi es una palabra de origen japonés, que se refiere a un término lingüístico estético
que define la simpleza de un objeto cualquiera.
En su origen deriva de un concepto budista llamado Tri-Laksana
o los tres fundamentos de la existencia:
Transitoriedad, ausencia de un yo permanente y la insatisfacción continua.
Utilizamos el término Wabi Sabi actualmente para referirnos a la comprensión
del mundo basado en su fugacidad e impermanencia.

Es decir, en entender todo, lo vivo y lo no vivo, como que nada es para siempre,
todo pasa, todo es transitorio.

Leyendo el libro escrito por el pensador Leonard Koren,
"Wabi-Sabi: for Artists, Designers, Poets and Philosophers",
aprendemos que nada es perfecto,
nada es permanente en el tiempo
y nada está siempre completo.

Quizás el arte de la vida esté en comprender y practicar de verdad el Wabi Sabi.

Es decir,
en saber que estamos de paso,
y por eso debemos vivir el presente aprovechando que cada momento es único,
que no somos completos 
por eso vivimos cada instante con mente de aprendiz, abiertos, desaprendiendo,
con el sentimiento de que todo se está iniciando cada vez.
Y sabiendo  que la imperfección 
es lo que nos hace perfectos
por lo que no nos debe hacer daño el error, ni vivir en el cambio continuo,
ni lo nuevo que está por llegar, ni romper con lo viejo, con lo ya caduco.


Wabi Sabi en el arte indica simplicidad viva e imperfecta.
En ingienería también se refiere a la cualidad imperfecta de un objeto.
La palabra Wabi significa "simpleza, frescura y quietud"
La palabra Sabi significa "la belleza y sabiduría que aparece con la edad, con lo vivido".

Aprender de la práctica del Wabi Sabi que todo en el universo
está en constante tránsito, está en continuo movimiento y cambio.
Todo tiene un principio y un fin.
Nada es eterno. Nada existe para siempre ni desde siempre.
Comprenderlo bien nos ayuda a vivir con serenidad y sencillez.
Nos ayuda en el desarrollo de habilidades necesarias como
la paciencia, la humildad, el esfuerzo repetido en el tiempo, la escucha, la empatía, la admiración, …

Practicar esta filosofía ante la vida nos permite sentirnos muy felices
al ver la imperfección perfecta de una ola de mar,
al ver una hoja seca en el suelo de un parque en una tarde fría de invierno,
al mirar con detalle su frente arrugada por los años, o la mancha de la piel que da la edad.
Nos permite el disfrute placentero de una taza de té,
practicar la meditación sin necesidad de cerrar los ojos,
escribir o leer un poema o haiku,
dibujar el barco que vemos en el horizonte,
sentir en la piel la humedad del viento frío.

Imperfecto, incompleto e impermanente ha sido este año 2014 que ya está llegando a su fin.
De lo que fue imperfecto he aprendido.
De lo que quedó incompleto se han generado nuevos retos para mañana.
De la impermanencia llegará la serena melancolía y el recuerdo sin agobios,
la aceptación de lo nuevo,
la capacidad de vivir sin la añoranza injusta del pasado,
la esperanza fructífera de lo que está por venir.

Nada es perfecto.
Nada está completado.
Nada es duradero.
Por lo tanto,  todo está de nuevo por hacer.
También el nuevo año que llegará en unos días está por hacer.

Mis mejores deseos  Wabisábicos  para el año 2015.


¡ FELIZ año NUEVO !