Una propuesta  sencilla  para este post:
mira con más intensidad lo que te gusta.

Y utiliza menos energía, menos dedicación, menos intensidad,
a mirar aquello que no te aporta, que no te gusta.
La razón:

Creo y defiendo 
la fuerza del
AFECTO

Con frecuencia hablamos con nuestra pareja, con nuestros hijos, clientes, colaboradores,
sobre lo que de ellos no nos gusta. Sobre las situaciones que nos incomodan.
Sobre lo que no coincidimos. Sobre lo que nos separa.
Solemos buscar en los demás, con intensidad, aquello que no nos une.
Aquello que no nos aporta nada en nuestra relación.
Parecería una manera de protegernos.
¿Es necesario?

¿Hacía dónde dirigimos nuestra mirada?

La famosa profesora de Psicología en la Universidad de Carolina del Norte,
Bárbara Fredrickson, nos decía en uno de sus más conocidos estudios,
que para encontrar sentido a nuestra vida,
deberíamos experimentar tres emociones, serán cualesquiera,
(tristeza, miedo, alegría, rabia, júbilo, el deseo, el amor, ...),
de forma positiva por cada una que experimentemos de forma negativa.

John Gottman, experto en terapia de pareja, fundador del Instituto Gottman, en Seattle,
ha demostrado que las parejas más estables
son aquellas que entre ambos miembros de la misma, sobre cualquier otra cosa,
se practica la admiración.
Y, producto de esa admiración, se reconocen los logros, las actividades, el físico, las ideas, el ...,
del otro.
En este caso, nos dice Gottman, se sabe que la valoración de expresiones positivas
de reconocimiento de un miembro de la pareja sobre el otro debe estar bajo una relación
en un coeficiente de 5 positivas sobre 1 negativa.
Ergo, que importante potenciar los gestos de AFECTO sobre el compañer@.

Es igual para todo tipo de relaciones humanas.
Es igual con tu cliente, con tu colaborador, con tu mejor amigo, con tu hijo, con tu vecino,
con tu socio, con tu compañero de viaje, ...

El afecto hace huir al odio.
El afecto une. Enlaza. Engrandece.
El afecto genera vínculos duraderos.
El afecto produce efectos que deslumbran, estado de ánimo positivo.
El afecto personaliza. Fideliza.

Ya lo dice la Real Academia de la Lengua Española:
Afecto, inclinado a algo o a alguien.
"Inclinado", volcado por algo o por alguien. Poniendo foco en ello. Dándole importancia.

El afecto nos permite generar palabras y contextos de valoración sobre los demás.
Nos lleva al uso de palabras que tocan la bondad,
agradece los detalles y los tiene con los otros.
El afecto nos invita a felicitar y agradecer.
Nos conduce a la alegría por los éxitos de los demás.

¿Y si empezamos a  pillar  a las personas que conviven con nostros
cuando hacen algo bien, no sólo, ni tanto, cuando lo hacen mal?

Fijarnos y reconocer las virtudes y no sólo los defectos
es potenciar el desarrollo.
Es hacer crecer el talento.
Es provocar a la creatividad.
Es favorecer el pensamiento crítico.
Es crecer juntos.

¡Que cambio en la mirada!

Ser generoso con tus gestos, miradas y palabras con los demás,
no para que te devuelvan con el mismo agradecimiento,
sino mucho más  egoístamente porque así le das valor a tu propia generosidad.
El ego equivocado piensa que dar es perder.
El ego inteligente sabe que dar es ganar.

¿No es ser bondadoso la mejor forma de dar sentido a la vida?
Pues no escatimes tu tiempo, tus ideas, tus recursos, tu mirada, ...,  y hazlo.
Regala afecto.
Y no olvides en esos regalos dedicarte también mucho afecto a ti mism@.
Nada que no tenemos nosotros, lo podemos regalar.
Ser bondadoso con uno mismo en primera instancia para poder ser bondadoso con los otros.

El afecto es una de las necesidades primarias en las relaciones humanas.
No dejemos de ser humanos.
El afecto se construye con expresiones de amor, de cariño, ...
También con besos, con caricias, con abrazos, con una mirada comprometida, involucrados, ...

En general, viviendo frente a los otros

i n c l i n a d o