La cicatriz también forma parte de la historia

Kintsugi es un término japonés 
cuyo significado podríamos traducir como el arte de reparar,
también se le ha llamado la carpintería de oro.
Es un arte que se remonta al siglo XV; y consiste en arreglar las fracturas de los objetos 
que con el tiempo o por accidente se rompen o sufren desperfectos.

En Japón, los objetos rotos no se desechan. No se tiran. No se abandonan. 
Es frecuente que un objeto roto y reparado con el "pegamento de oro" del Kintsugi adquiera
más valor si cabe que uno nuevo.

El Kintsugi nos ayuda a entender que las cicatrices también forman parte de la historia,
que son la historia en sí misma. Que no hay vida que haya sido vivida sin cicatrices.
Y no se ocultan. Se reparan. Son motivo de orgullo.
Dicen que los objetos se vuelven más hermosos cuando se reconocen y se reparan sus roturas,
sus heridas, manteniendo la cicatriz a la vista.

Al reparar el objeto, éste adquiere un nuevo significado. Aumenta su valor.
Pertenece a la filosofía del Wabi-Sabi ,que consiste en hallar la belleza de los objetos rotos, 
en lo que aparentemente está deteriorado.

Qué aprendizaje tan grande para nuestra vida, llena de cicatrices, 
unas reparadas otras pendientes de reparación...
A las que tenemos que aprender a admirar, comprendiendo su belleza.
Cicatrices que forman parte de nuestra historia. Son nuestra historia.
Que no han surgido así para desprendernos de ellas, para abandonarlas, 
como objetos rotos o deteriorados, 
sino para ser arregladas con oro, para convertirnos a nosotros en carpinteros de oro, 
y hacer que la vida todavía adquiera más valor.

A veces las personas nos rompemos por dentro.
Y requerimos de arreglos. 
Necesitaremos un poco de masilla de oro 
y la maestría del carpintero para practicar el Kintsugi,

...y restaurarnos