"Cuál es ese yo interior,
observador silencioso,
crítico severo,
que nos asusta de tal modo 
y nos empuja a la fútil agitación,
y después nos juzga aún más severamente,
por los errores que sus reproches
nos han hecho cometer"

T.S. Eliot


Le escuché cuando se decía: "¡Que idiota soy!"
Se lo repetía y se lo repetía, una y otra vez...
Parecía que lo había convertido en un mantra.
Tan sólo porque había olvidado en casa el libro que debía devolverme.

Cuántas veces te has descubierto a ti mism@ diciéndote cosas como:
"no estoy a la altura de ..."
"soy un podo inútil para ..."
"no seré capaz de ..."
"mira que soy bobo"
"siempre me pasa a mi"
"nunca conseguiré que ..."
...

SOMOS NUESTRO PEOR JUEZ

La vocecita interior nos hace mucho más daño de lo que podemos imaginar.
No educarla bien es el peor de los errores y daños que las personas nos hacemos a nosotros mismos.
Esa vocecita es como la comentarista continua de nuestra acciones cotidianas.
No deja de hablarnos.
De decirnos lo que le gusta y está bien, y lo que no le gusta y está mal, o muy mal...

Incluso cuando algo está muy bien, se sorprende por ello.
Y dice cosas como:
"Por una vez lo he conseguido..."
"¿Cómo es posible que me haya salido bien a mi?
"No me lo creo, lo he conseguido"
...

Es una voz interior en general imparcial con nosotros.
Por momentos, incluso puede llegar a ser injusta.
Martirizadora. Reprochadora. Acosadora. Auto-flagelante.
Ha sido educada para corregirnos. No para enseñarnos.
Ya viene con nosotros desde pequeños. De la educación que hemos recibido.

Sin duda, sería mucho mejor convertirnos en nuestro mejor amigo.
Aunque sea un trabajo difícil, es mucho más rentable emocionalmente.
Porque al querernos a nosotros mismos podemos aprender a querer mejor a los demás.
A perdonar. A respetar. A admirar. A sentir el valor que la diferencia nos aporta.
A soportar la diversidad. A entender otras posiciones. A empatizar.
De no hacerlo así, algo nos interrumpirá el camino de regalar y recibir amor.

No quiero decir que no te evalúes.
Que no tengas derecho a la mejora. A corregirte lo que de ti mism@ no te gusta.
No es esa mi intención. ¡Lo sabes!
Sino el cómo utilizas tu propio lenguaje, ... de qué manera.
Hacernos sufrir no es la forma. Castigarnos tampoco.

No seamos violentos con nosotros mismos.
Como no lo somos con los demás.
Cuidémoslo.

Cuándo te contestes a esta pregunta:
¿Quién es la persona más importante para ti?,
...y no digas "YO", re-evalúa tu respuesta.
No es una cuestión del ego; es más sencillo.
Si no eres lo más importante pare ti, no podrás darte a los demás en tus totalidad.
Otros no llegarán a ser importantes para ti, si tu no lo eres contigo mism@.

No seas torpe contigo.
No te lo mereces. Se benevolente con tu ser interior.
Siente amor por ti.
recuerda que tú eres lo que tú eres. Nada más.
Por lo tanto, construye tu ser en su mejor versión posible y todo te irá mucho mejor:
la autoestima, las relaciones, el atrevimiento, la capacidad de decir no, el amor, ...

Y empieza, que ya te lo mereces, a

¡DEJARTE EN PAZ!