Parece una paradoja, pero a veces, la IGNORANCIA, nos hace fuertes.

Aristóteles decía que "el ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona".
Gran verdad en mi opinión...
Pero de igual manera creo que es una verdad incompleta.
Dice un dicho popular que la ignorancia mata. No creo. O, al menos, no siempre.
A veces, nos salva.

Un ejemplo muy renombrado de Ígor Sikorsky, el inventor del helicóptero,
recogido en la sala de espera  de la NASA en Florida, reza así:
"Según las leyes de la aerodinámica, el abejorro común no puede volar, la relación matemática
entre la cabeza, demasiado grande, y las alas, demasiado pequeñas, le impediría sostener su cuerpo
en el aire, Pero el abejorro no lo sabe. Es ignorante, por eso vuela".

Los humanos también somos como los abejorros, imperfectos. Inacabados.
Es la ignorancia y la falta de racionalidad, la que en muchas ocasiones nos hace más fuerte, atrevidos.
La racionalidad nos haría, a diferencia del abejorro, reflexionar mucho, y por lo tanto no volar nunca.
Nos hace prisioneros de nuestro marco de pensamiento.

No le concedemos poder a la ignorancia. Y sin embargo, en mi opinión, lo tiene.
Es la antesala de la intuición. Una de esas características  que nos hace tan humanos.

Permíteme esta invitación:

NO QUIERAS COMPRENDERLO TODO


¿Debo cambiar de empresa?
¿Debo dar el paso y pedírselo?
¿Es esta la residencia que siempre quise?
¿Es lo que debo estudiar?
...
¿Cuantas veces nos hacemos preguntas de este tipo?
Todos sabemos que algunas de estas preguntas requieren de reflexión previa.
Pero, ...¿siempre?
¿Siempre necesitamos para estar seguro disponer de una gran lista de pros y de contras?
¿Cuántas veces esos listados infinitos de por que sí o de por qué no han hecho
que nos quedemos inmóviles, sin decidir, sin cambiar, ... ?
¿O, al contrario, nos han llevado a equivoco?
¿Cuántos "ojalá hubiese..." se nos han quedado en pendiente?

No quiero confundirles: yo soy partidario de reflexionar antes de actuar.
Pero NO SIEMPRE !!!!
En mi modesta opinión, en algunas ocasiones está sobredimensionados el poder de la reflexión.
La intuición es igual de válidas en según que momentos... Y dejarnos llevar por ella nos va bien.

Cuando abandonamos el afán de querer comprenderlo todo, se nos revela la fuerza de la intuición.
El problema no es la necesidad de reflexión. No está hay el verdadero "stoper".
El verdadero freno radica en el querer comprender todo de todo, ...y siempre.

La intuición a la que me refiero no es un poder reservado a espiritualistas,
no hablo de un sexto sentido, ni siquiera de algo esotérico reservado a tan sólo unos pocos.
Me refiero a la capacidad humana de tomar decisiones sin tiempo por medio para la reflexión.
O incluso con falta de conocimiento consciente.
Al poder humano del saber sin saber que sabes.

Todos vamos almacenando cantidad de conocimiento inconsciente.
Todos estos datos están en nosotros, aunque no afloren a la superficie de nuestro consciente;
pero nuestra intuición se inspira en ellos para guiarnos.
Así que, la intuición no es irracional. Es inconscientemente racional. No es lo mismo...
Y claro que puede ser mala consejera. Como la racionalidad.
Ésta también puede aconsejarnos mal.
¿O es que todo nos sale bien cuando lo ponemos bajo el poder de la consciencia muy reflexionada?
¿No nos equivoca nunca el poder de la reflexión?
¿No nos lleva por caminos erróneos?

Y..., quizás lo mejor; al permitirnos caminar por las rutas de la intuición,
se nos revela otra fuerza única humana: LA CREATIVIDAD.
Nose trata de un poder de unos pocos. no pertenece tan sólo a los artistas.
Es un rasgo humano de todos los individuos.
Nos permite percibir una realidad, desconocida o no, de una forma desacostumbrada.

Fabrice Modal, gran experto en meditación, nos enseña el proceso intuitivo con este símil:
imagina que quieres aprender a nadar, podrías aprender todos los estilos encima de un taburete.
Conocer así los gestos perfectos de cada uno de ellos.
Pero eso no tendrá nada que ver con el hecho de tirarse al agua.
En el agua te faltará el punto de apoyo.
En el agua deberemos re-inventar todos los movimientos aprendidos en el taburete
porque sino nos hundiremos.
La reflexión te dirá que no te tires al agua hasta que no sepas nadar en el taburete.
La intuición te dictará que te tires al agua y empieces a nadar como buenamente puedas.
Y ya aprenderás los estilos una vez sepas cómo es el agua y cómo uno se siente en ese medio.
Ambas cosas son compatible. Elige en cada caso.

Ser racional es formidable.
Nos hace salir de la subjetividad, elegir entre lo bueno y lo malo, entre lo mejor y lo peor,
al menos aparentemente, nos hace cuestionarnos la creencias, y un largo etcétera.
Cualquier decisión debería, según esto, estar respaldada por la razón.
Pero todos sabemos que no es así. Que no puede ser así.
Que no siempre sabemos de todo, ni disponemos de la información para decidir mejor.

¿Cuántas veces los expertos, cargados de racionalidad y cifras, llenos de hechos justificables,
se equivocan de todastodas?

Y..., ¿somos conscientes de que a fuerza
de querer entender todo,
de querer calcularlo todo,
de intentar tener todo bajo control,
de ponerlo todo con pensamientos y palabras,
NOS PERDEMOS MUCHAS COSAS?

No es este post una guerra declarada a la racionalidad.
Noooooooooooo....
La considero indispensable. Necesaria para ser lo que somos.
Para avanzar. Para cambiar. Para decidir. Para ...
Pero a la vez, quiero dejarme en paz cuando algo no lo entiendo. No sufrir por ello.
Y decidir desde la intuición inconscientemente si creo que eso es lo mejor en algún momento,
sin sentirme mal por ello, ni culpable.

Dejemos que la vida, que es efervescente e irracional, también nos

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