"El tacto es, al fin y al cabo, otra forma de leer con la mente"
Sarah Orne



No podemos comunicarnos en su totalidad los seres humanos, si no nos tocamos.
La verdadera comunicación necesita también que sea a través de la piel.

La doctora e investigadora Mariana Caplan, de Berkeley, ha estudiado durante muchos años,
en diferentes estudios científicos, la importancia de tocar y ser tocados 
para poder comunicarnos y ser más felices. 
Los bebés lo saben bien, antes casi de ver ya buscan el tacto de sus padres.
Su primera acción es recostarse sobre el pecho de su mamá.
Un bebé sin caricias difícilmente llegará a ser feliz en ninguna etapa de su vida.

Sentirnos conectados a los demás es fundamental para nuestra salud emocional.
Para dar. Y para recibir. 
Para entregarnos. Y para llenarnos.

Sin embargo, vivimos en un modo donde, en mi modesta opinión, 
necesitaríamos re-educar este sentido... 
No sólo el de la escucha (oído), necesita ser mejorado, del que tanto hablamos, 
sino también el del tacto.
De él se habla poco. Se le tiene poco en cuenta.
Como mucho, se recomiendan abrazos, ...cosa que está muy bien. 
Pero no se nos enseña a coger una mano a la hora de compartir un determinado mensaje, 
o a acompañar una bonita mirada con un entrañable roce de brazos.
O simplemente a dar una pequeña palmada en el hombro.

Tocar es hacer saber, sin tener que decirlo, que les queremos, que nos importan, ...

Se ha demostrado que las personas que viven haciendo más uso del contacto físico
con otras, tienen más autoestima y serenidad. Y viven con mucha más gratitud.

Re-aprender a tocar de nuevo cuando ya somos adultos es una tarea necesaria.
Es, el tacto, quizás el sentido más desatendido que tenemos.
Y esto no nos ayuda mucho.

Alguna pequeña recomendación:

Habla con gratitud, aprecio, admiración,  a las personas que tienes cerca mientras les
coges una mano o les pasas tu brazo por su hombro.
Incorpora el ritual de saludar con un abrazo. No se trata de ir repartiendo abrazos por ahí, 
sin ton ni son, sino de una forma elegida, para mostrar afecto y como una forma más de lenguaje.
Que la prisa ni la falta de tiempo te dejen sin dar el beso que quieres dar.
Quita palabras a tu forma de comunicar y añade más miradas cómplices y más tacto.

Pregúntate cuánto tiempo hace que no das un abrazo de verdad.
Son también alimento y fuente de energía.
Y una fuente inacabable de amor para nutrirte.

Somos cada vez más reacios a tocarnos. 
Y sin ser conscientes, estamos agriando nuestro carácter.

No apartes la mano. Tiéndela.
No te alejes. Acércate.

Toca
Toca
Toca

...además ahora es verano.