Con la primavera llega nueva vida a la naturaleza.
Es en marzo y en abril cuando las liebres en su momento de celo,
salen de sus madrigueras y recorren los campos nuevamente floridos. 
Para ellas nuevos; se fueron a dormir cuando todo era gris.
En ese momento de celo se vuelven más confiadas y son más fáciles de cazar.
Cuando cualquier animal está en su momento de celo es más fácil ser presa de otros.

En muchas zonas del norte de Europa y también en algunos estados de USA, 
Es frecuente encontrar a estas liebres sentadas alrededor 
de muchos huevos de colores colocados en una hendidura pequeña en la tierra.
Quien ha tenido la suerte de verlo, sabe que es un espectáculo al menos curioso.
¿Qué hace una liebre “poniendo” huevos 
en una hendidura que podría hacer fácilmente con sus patas?
(…Podríamos pensar…)

En la Europa medieval nacieron leyendas en relación a este 
gran espectáculo de la naturaleza. Se decía que las liebres traían huevos de colores,
a modo de regalo, para celebrar la llegada del buen tiempo, 
el renacer de la naturaleza, la primavera.
Los mitos perduraron y permanecieron durante mucho tiempo, hasta nuestra época.

Las liebres celosas aparecen en esta época del año a campo abierto.
Se les pueden ver apareándose.
Al mismo tiempo, y en esos mismos campos, aparece en el terreno otro animal,
esquivo, asustadizo, escondizo, que no se deja ver: el avefría. 
Las avefrías, en primavera visitan los prados donde habitan las liebres
para depositar sus huevos pero se van corriendo, desaparecen antes de ser vistos.
Es a las liebres a las que se les ve junto a ellos. Siempre fue así.
Parecería, también por tamaño que esos huevos han sido puestos por las liebres.
Se ponen cerca de los huevos de colores para ser vistas, 
…no por los cazadores sino por sus potenciales parejas. 
Algo muy parecido hacemos otras especies de animales.
Por lo que se creo esa fantástica historia para poder contar a los niños,
y para que fuera motivo de celebración de la llegada de la primavera.

Hoy día, este relato ha quedado impreso en nuestra cultura.
Nos encontramos, en estos días, huevos de colores y liebres, a veces gigantes, 
de chocolate por todos los lados. 
En algunos sitios de nuestro país se les llama “monas”.
En ocasiones muy ricas, en otras es chocolate barato 
envuelto en papel de aluminio de colores y con marca de fabricantes desconocidos.
Objetivo: llamar la atención sobre la llegada de la primavera.
Como las liebres. Como nosotros.

Lo que hacen las casualidades.
Que poder tiene la interpretación de los hechos y fantasía.
Huevos de avefría junto a liebres que se coloca ahí para llamar 
la atención a sus parejas de pareo. 
Que frecuente es que los humanos creamos sin fisuras lo que nuestros ojos han visto.
Incluso aunque sea producto de una casualidad, de una percepción sin sentido.
Ver correlación entre cosas que no lo tienen forma parte de la naturaleza humana.

¡Feliz Pascua!, con huevos y liebres de chocolate o no, con monas o no.
Que para ti, querido lector sea un momento de 

RE-NACER