LA EDAD ES UNA ACTITUD


Me hago mayor…, 
hoy cumplo años.
Más viejito, el espejo me lo recuerda cada día,
…y feliz por ello. 
Agradecido a la vida por lo generosa que está siendo conmigo.

Pasa el tiempo. 
De eso va la vida, de hacer uso del tiempo que se nos concede.
En la juventud podía sentirme inmortal, 
pero a uno ya le toca asumir que la vida es finita, 
que ya he vivido mucho más de lo que por delante me queda, 
sea cual que sea ese tiempo.
Así que cada día debe ser significativo.
Pienso hacer todo lo posible para que así sea; 
ese puede ser el mejor de mis regalos.
El que me haga yo a mi mismo en un día de cumpleaños.
La vida que me queda por delante
debe ser usada, no desperdiciada. 
Los momentos ricos en todo y de todo.

Me maravillaré más con cada amanecer, dando gracias.
Y también cuando vuelva a la cama cada noche. 
Me volveré más sincero conmigo mismo, 
dándome más permiso para hacer aquello que quiero, 
dejando que me absorba mi tiempo lo que más feliz me hace.
Diciendo “no” cuando así deba de ser.

Durante mucho tiempo me hablé de lo importante 
que es aprender a soltar aquello 
que en la vida te estorba, te daña, te toxifica, te sobra …
Hoy, sin cambiar de idea, añadiré con mucha más fuerza,
que también quiero 
sostener, reparar, cuidad, amar todo lo que amo.

Quiero sentir el agua de la lluvia en otoño y en primavera,
la sal del mar en verano sobre mi piel,
el frío húmedo del invierno en los huesos.

Quiero aceptar los cambios que me están llegando, 
necesarios, indicativos de que sigo vivo:
un cuerpo con más achaques, mi visión trastocada, 
un pelo ya blanco, las manchas de mi piel, las arrugas del rostro, …
Todo es mío. 

Quiero regalarme un andar más lento.
Un disfrute de la mesa y sus alimentos más lento.
Unos besos más lentos.
Unos abrazos profundos y sentidos, más lentos.
Un mirar a la distancia sin mirar nada, más lento.
Una lectura sin prisa por pasar página, más lenta.

No me pondré nunca más en estado de espera, de pausa,
esperando el momento perfecto, 
porque cada momento será el perfecto siempre,
sabiendo aceptar también aquellos instantes que no me gusten, 
que muchos habrá, …como siempre hubo.
No viviré esperando, 
…esperando que pase la vida.
¡La viviré!

Quiero vivir lo cotidiano, 
mirar con mis mejores ojos el detalle,
no negarle ningún abrazo,
latir, latir y latir con todo, contigo, conmigo, con ellos, con lo otro, …
Quiero volver a sorprenderme con lo que ya conocí.
Y que esta edad también sea la edad del pavo.
Quiero tirar la casa por la ventana,
para que dentro quede sólo lo más importante.
Quiero amar, amar y amar,  todo aquello que amo.

Este es mi regalo,
en el día de mi cumpleaños.