La luna tiene dos caras, y una de ellas siempre está a oscuras.

La vida tiene dos caras, y una de ellas siempre está a oscuras.


Un enfermo fue a su médico y le dijo: "doctor me duele todo".

A lo que el médico contestó: "¿Qué quiere decir con que le duele todo?"

"Pues que si me toco aquí me duele. Y aquí también.

Y en este lugar también me duele. Me duele todo el cuerpo", contestó el paciente.

El doctor se quedó mirándole, y le añadió: 

"ya sé lo que le pasa.

Tiene el dedo roto".


Este cuento se lo leí al hindú Prem Rawat, Embajador de la Paz.

Y es que tiene una moraleja sencilla, muy verdadera, 

cuando tocamos en nuestra vida cualquier cosa con el "dedo roto",

metafóricamente hablando, todo nos duele. 

Todo lo vemos negro.


Yo, a veces, también tengo el dedo roto.

Y acaricio mi vida con ese dedo, el roto.

Ahora bien, si en esos momentos, lo descubro, soy consciente,

cambio rápidamente de dedo.


He aprendido que es mucho mejor encender una vela,

cuando se va la luz,

que pasar todo el tiempo maldeciendo la oscuridad. 

¿Y tú?


Tu tiempo es limitado.

Tu vida es impermanente. Frugal. Fugaz. Volatil.

Así que, yo de ti, no la malgastaría, viviéndola con un

DEDO ROTO