Según nos enseña la Biblia, en este mundo las tres cosas más difíciles
de recuperar una vez han salido de nosotros son:

la flecha disparada,
la ocasión perdida
y la palabra dicha.


Sin duda, las palabras salen de nuestra boca como el agua cuando se derrama
y con frecuencia sobran.
Abundan los sabios charlatanes. Habladores como armas de repetición.
Egoístas del tiempo compartido. Nada generosos.
No tienen tiempo para hacer lo que predican.

Confucio no les consideraba nobles.
Nos decía que el noble se avergüenza cuando las palabras sobrepasan sus obras.
Y que la fuerza del noble es siempre la acción,
nunca las palabras.
¡ Que sabio !

Lord Byron, fue mucho más irónico referente a este tema.
Nos dejó escrito que:
" Es mejor quedarse callado y que todo el mundo crea que quizás uno es idiota,
que abrir la boca y así a nadie le queden dudas ".

Del hablar llega el arrepentimiento.
La sabiduría proviene de la escucha generosa
y de la acción.


LA LENGUA NOS VUELVE SORDOS