"El cuerpo y la mente son mellizos, 
y sólo Dios sabe cuál es cuál"

Del libro "DOS PALABRAS"
A. Charles Swinburne


Lo único que poseemos los seres humanos con un cierto grado de certeza es nuestro cuerpo,
y sólo durante un tiempo limitado.
La conciencia de nuestro cuerpo nos produce sentimientos de satisfacción con nosotros mismos.
Los niños con pocos días de vida, ya curiosos, se fijan conscientemente en su cuerpo. 
Y en un par de semanas se reconfortan a sí mismos chupándose el dedo.
Vivimos en nuestro cuerpo. 

Somos cuerpo

El sentirnos conectados a nuestro cuerpo nos da la capacidad de dirigir nuestros movimientos y tareas,
lo cual genera identidad individual, nos hace únicos en este universo de la vida.
Por ello el ser humano desde la antigüedad ha diseñado modos de hacer que su cuerpo se exprese.
El más común y antiguo es la danza. 

Un principio fundamental de la fisiología animal es que un órgano que no se mueve se atrofia.
En realidad dice que un órgano que no se usa se deteriora. 
El cuerpo, como conjunto de órganos, si no "se usa" se atrofia.
Ponerlo en movimiento te hace sentir mejor, vivir mejor. Disfrutar de un estado de ánimo más positivo.
Nos protege de la ansiedad, de la tristeza, fortalece nuestro sistema inmunológico, nos revitaliza,
disminuye la tensión arterial y la emocional, previene la llegada de enfermedades, 
nos ayuda a dormir y descansar bien.
La consciencia al servicio de nuestro propio cuerpo y el poder de ponerlo en movimiento consciente
nos hace aumentar la ilusión, el entusiasmo, las ganas de estar vivos sacando partido a cada momento.
De hecho, todos los estudios demuestran que la actividad física aumenta la producción de serotonina,
la hormona llamada del bienestar, y produce un aumento de función cerebral intelectual.


Animar 
es poner en movimiento el ánima, 
es decir: la vida

Cuerpo y mente unidos.

Lewis Carroll, en su famoso libro de 1865, " Alicia en el País de las Maravillas "
nos hacía esta pregunta:

" ¿No será que la pimienta irrita a las personas, 
y que el vinagre las avinagra, 
y la manzanilla las amarga,
de la misma manera que el regaliz y el caramelo 
hacen dulces el carácter? "

Sabemos que lo que afuera ocurre influye en el interior.
Como un golpe de pimienta en nuestra nariz nos hará estornudar.
Esto se nos hace evidente desde recién nacidos.
Pero, ¿sabemos cómo lo que pasa "por dentro" influye en nuestro cuerpo?

En la naturaleza inanimada existe una ley física que nos dice que la falta de contenido no es posible en ningún caso,
se dice que no existe la vacuidad física.
Dicho de otra forma, en la naturaleza inanimada siempre se encuentra la forma de rellenar cualquier espacio con alguna materia, bien sea sólida, gaseosa o líquida.

¿Y los seres humanos, y la materia viva, tolera el vacío?
¿Aceptamos la vacuidad intelectual? ¿El vacío espiritual? 
Más bien nos sentimos con necesidad de explicaciones para todo. 
Ahí aparece la mente, con una necesidad imperiosa de "rellenar el vacío", 
de interpretar todo lo que le rodea, lo que le sucede.
Ahora bien, hoy sabemos que nuestro estilo de interpretar los sucesos que nos ocurren en cada momento,
nos afecta en nuestro estado físico, hacen mella en nuestro cuerpo.

Somos mente

Por ello, casi todas las personas buscan depositar fe en algo.
Dar así contenido a la mente.
Puede ser que lo busquemos en el reino de lo divino, religioso, o en lo más cotidiano y humano.
En una sintonía con la naturaleza o en una relación de paz con el interior.
Buscamos en esos espacios  las fuentes del consuelo, la explicación del todo, las herramientas para avanzar, 
el por qué de las desgracias, ...
Buscamos fuerzas en lo espiritual, en la conexión entre nuestro ser más íntimo, en el sentimiento 
sosegado de la paz interior, o en las fuerzas externas que nos ayudan a entender y dar sentido a la vida.

¿Y es que no es lo mismo? 
¿No viven de la mano el cuerpo, que representa a lo externo, a lo humano,
con el buen uso de la mente, que representa la conexión emocional íntima?
¿No es una única energía vital?
¿Separar o unir?

Si nos paramos a pensar el cómo pensamos, es decir si ponemos consciencia atenta, no nos resultará
fácil identificar las distorsiones negativas que nos producen en nuestra vida cotidiana
la percepción negativa del mundo que nos rodea. 
Y por el contrario, el bienestar que nos produce la percepción positiva de lo que nos acontece.

Mente y cuerpo unidos. Inseparables para todo.

Dicho muy sencillamente...

el cuerpo 
adquiere un ánimo diferente 
dependiendo de cómo pensamos

"Ánimo", palabra que se relaciona lingüísticamente con ánima, es decir con nuestra alma, con la vida.

De nuevo, cuerpo y mente unidos.

Sin ninguna duda, para entender bien este efecto relación cuerpo-mente sería muy recomendable leer a 
Martin Seligman, el padre de la psicología positiva.

Cuerpo y mente unidos para ayudarnos alcanzar la paz, a salir de la vida en conflicto, 
a aceptar lo inevitable:
que la vida es insegura, incierta
y que eso es precisamente 
lo que la hace tan especial

Además de hacernos estar agradecidos a 

NUESTRO CUERPO
NUESTRA MENTE
dos palabras que no se pueden
SEPARAR