Hoy es el primer domingo de primavera; la naturaleza despierta.
Las flores engalanan los campos.
El mar huele diferente. La luz del sol brilla.
Las brújulas buscan el norte.
Y la sonrisa de nuevo ilumina mi rostro.

La primavera nos trae de recuerdo un mensaje esencial:


"Para vivir, 
hace falta vivir"

Fácil y tan olvidado.

Cuando la primavera despierta, y las flores se abren, 
también se abren nuestros nuevos sueños.
Aparece lo que la vida te da.Y lo que te quita. 
Todo por igual. Con el mismo valor.
Lo que te llega, para empezar a vivirlo.
Lo que te quita porque ya está caduco.
Cualquier pérdida podrá ser una ganancia si se hace el duelo adecuado. 
Si se cambian los porqués por los "hacia dónde".
Mirar adelante. Buscar nuevos caminos. Empezar. Andar.

No es triste morir.
Es triste no vivir intensamente.
Esto es lo que de esta primavera quiero aprender. Probar. Sentir.

Margarita Rojas decía:
"No confundas sufrimiento con amor, 
ni que has superado el dolor con olvido"

Dolor sí. Dolor tóxico no.

Las personas, todas, atravesamos a lo largo de nuestra vida
diferentes ciclos. Llegan otoños fríos y duros, veranos que nos hacen felices,
inviernos que nos reconfortan curiosamente con su calor.
Ciclos de alegría y de amor, intercalados con otros de tristeza y duelo.

Como dice el libro del Eclesiastés:


"todo tiene su tiempo"

Son ciclos de transformación. De cambio. DE VIDA.
Nacemos y morimos con cada ciclo vivido.

El hecho de estar vivos nos convierte en seres vulnerables.
Sensibles a todo lo que sucede a nuestro alrededor.
Percibiendo todo lo que nos llega, interpretando. Y, con frecuencia,
elegimos erróneamente, desde la información que nos generan esas
interpretaciones falseadas, por la propia percepción ilusoria de lo vivido. 

Somos nosotros los responsables de la forma en que 
elegimos vivir nuestra propia vida.
Nadie está capacitado para elegir por nosotros.

Es en este trayecto de elecciones múltiples 
en el que vamos encontrando dificultades, pérdidas, dolores, amores, felicidades, ...
y en que vamos haciendo eso que llamamos "NUESTRA VIDA".

Decía Jaime Barylko que no se trata de hacer monumentos 
de nuestras experiencias vividas, sino momentos irremplazables.
Mucho mejor sacar partido de todos los momentos.
Momento es todo aquello que se mueve. No está parado. 

Se trata de vivir,  de vivir todo, y no de sobrevivir.

Como dice la canción de mi amiga Olga Román:


" seguir caminando"

Seguir caminando a través de tus propias decisiones 
que marcarán la diferencia en el camino elegido.
Y recordar que para vivir con libertad no debemos permanecer atados 
al pasado, a lo que pudo ser y no fue, a lo que ocurrió, a los recuerdos.


SUELTO,
RESPIRO HONDO,
Y VUELVO A CAMINAR...