Llegan las vacaciones de verano.
Momentos de relax. Momentos de descanso.

Tiempo para sentir el ritmo de la vida en su mejor naturaleza, para sentir la armonía del vacío.
Tiempo para el disfrute de lo olvidado en otros tiempos del año.
Tiempo de calor, de noches estrelladas, de agua y arena, de colores frescos y luminosos.
Tiempo de miradas cómplices, de vino frío, de sol ardiente, de siestas a la sombra.
Tiempo de bailes nocturnos, de paseos entrelazando las manos, de telas translucidas.
Tiempo para ti. Tiempo para ellas. Tiempo de vida, de parada para renovar, de almacenar nuevas energías.
Tiempo de encuentros. Tiempo de sueños diferentes.
Tiempo de no hacer. Tiempo para no hacer.

Es verano, … no lo olvides.
Y estás de vacaciones, no dejes pasar este tiempo.
Ya pasas el resto del año haciendo.
Ahora, en verano, apágate. Desenchúfate.
Ya pasas el resto del tiempo sin tiempo.
Ahora, tu tiempo, es sólo tuyo, …vívelo.

Nos preparamos para la actividad. Para la ambición. Para vivir bajo el aire de la prisa. Para la eficiencia.
Estamos todo el tiempo muy activos. Intentando llegar siempre a algún sitio.
Muchas veces no sabemos muy bien a donde vamos, pero sí que hay que llegar con cierta prisa.
Vamos a toda velocidad, eso sí, sin saber a donde.

¿Estamos preparamos para usar el tiempo en el no hacer ?

¿Nos han enseñado a desconectar cuando llega el tiempo de descanso?
¿Nos damos el permiso de parar de verdad, de reducir la velocidad?
¿De decidir sobre nuestro tiempo, aunque al menos sea un mes al año?
O,… ¿vas a estar todo este tiempo de estío mirando tu teléfono, pendiente del reloj, atento al mail,
esclavo del WhatsApp, pendiente del Twitter y el Facebook?

Usar adecuadamente el tiempo en el  NO HACER
es poder parar de verdad.
Es decidir que el tiempo es tuyo. Que tu eliges que hacer con él. Que lo dedicas para ti. Para lo que tú quieres.

Es verano, ...
Tiempo de vacaciones.
Tiempo para conseguir estar más atento a lo cotidiano.
Tiempo para estar más atento a su mirada. Tiempo para estar más atento a ti mismo.
Tiempo para dejarte sorprender por todo.
Tiempo para el arte. Tiempo de poesía. Tiempo de lecturas.
Tiempo para armonía. Y tiempo para la improvisación.
Tiempo para la gastronomía cuidada.
Tiempo para las conversaciones delicadas.
Tiempo para relajar el corazón, la mente, el cuerpo. Y también tiempo para activarlos conscientemente.
Tiempo para el agradecimiento.
Tiempo de calidad para disfrutar de la esencia y tiempo de calidad para regalar.
Tiempo para sentirte ausente.
Tiempo para la recuperación.
Tiempo para el frenesí. Para el exceso. Y, a su vez, para la carencia. Y para la moderación.
Tiempo para hacer las cosas que no hay que hacer.
Tiempo para dejar de hacer las cosas que debemos dejar de hacer.
Tiempo para lo trivial. Tiempo para lo verdaderamente importante.
Tiempo para ir directo al lugar deseado. Tiempo para abandonar el lugar no amado.
Tiempo de equilibrio. Tiempo de desequilibrio.
Tiempo para decir sólo lo que hace falta ser dicho.
Tiempo para la meditación.
Tiempo para el amor.

Es verano,

tiempo
para vivir 
el tiempo