"...si no sabes donde vas, acabarás en otra parte"

 Nos decía Antonine De Saint Exupéry, el autor de El Principito,

que el mundo entero se aparta cuando se encuentra con alguien que sabe a donde va.

¡Que verdad!


Nos encontramos con tres tipos de personas en nuestro viaje por la vida:

las que tienen claro sus sueños y luchan por conseguirlos. 

Tienen algo siempre por lo que pelear. Y algo en su cabeza rondando. Les brillan los ojos.

Otras son las que sueñan pero no saben qué hacer con sus sueños.

Y las terceras las que ni sueñan.


Las primeras, las que saben donde van, saben crear sentido a las cosas.

Saben de qué va su vida.

Los otros dos tipos de personas viven despistadas.


Y..., ¿cuál de los tres tipos de personas es más feliz?

Quizás, cualquiera de ellos.


Motivo: el ser humano está "fabricado", (= programado), biológicamente hablando, 

para subsistir, para sobrevivir.

¡NO para ser FELIZ!

Es una mala noticia pero es así.

Para ser feliz tienes que aprender, no has venido preparado de fábrica.

Significa que vas a tener que hackear tu mente, 

de no hacerlo tendrás muchas dificultades para conseguir ser feliz, sin autoengañarte claro...


Cuando a la vida le das sentido, cuando asumes la responsabilidad de trabajar al servicio 

de tus propios deseos, 

cuando decides SALTAR contigo 

y encontrar la energía que necesitas para conseguir

que tus sueños se cumplan; 

y que estés en lo que en cada momento quieres estar,

no viviendo despistado o en el camino que reconoces como el equivocado, 

serás cuando tengas más acceso a sentirte bien, satisfecho, feliz.


La vida se compone de biología y de biografía.

La primera naciste con ella. Te viene dada.

La segunda te tocará a ti escribirla.


Y recuerda, que como cualquier otra historia, narrada o real, tiene un principio, un nudo, o muchos,

y un desenlace, con el que llega el fin.

La vida también, tiene un fin. Es finita.

Suficiente justificación como para poner tu energía en el camino que deseas, 

desde el conocimiento inteligente de tu propia realidad, y con las expectativas que puedes asumir.


Si quieres ser el director de tu película, escríbelo, dirígelo, toma el control, crea las escenas,

usa los recursos a tu alcance, y no dejes que sean los personajes los que dominen la historia.

Y asume que en tu película también abran tomas falsas. 

Grábalas, hazlas tuyas, revísalas de vez en cuando, sin frustrarte, aprende de ellas y diviértete.


Ya sabes, ...

¡Vive tu película!